La Tebeoteca del Tio Berni

El Tio Berni

(En la foto de portada el Tio Berni en detalle de una fotografía tomada por Santiago García)

El Tío Berni es uno de los más destacados críticos de nuestro panorama. Un inquieto divulgador que muestra siempre su gran amor al medio. Sería suficiente hablar de la página web entrecomics.com para dedicarle un espacio en la historia del medio pero lejos de contentarse con ello, El tío Berni, lleva un paso más allá su compromiso con el cómic para fundar entrecomics comics, una editorial independiente en la que asume riesgos para ver publicados con un gran mimo, trabajos que dejan huella como el gran Versus o Alter y Walter. Con él revisamos su biblioteca.

Pregunta- ¿Cuál fue el primer tebeo que recuerdas haber leído?

No tengo un recuerdo claro, pero seguro que fue algo de Bruguera. Acompañaba a mi madre a comprar tabaco y en el estanco tenían un expositor de tebeos. Siempre me compraba alguno y nos lo leíamos los dos.

P.: ¿Y el primero que has comprado?
Tampoco lo recuerdo, pero también apuesto a que sería algo de Bruguera.

P.: ¿Mantienes los tebeos que te enamoraron de pequeño?
Casi ninguno. Los he ido perdiendo, regalando o vendiendo. Sí que guardo por ahí algunos tomos recopilatorios de «Joyas literarias», que me volvían loco. No tengo muy claro si fueron estos tebeos los que despertaron mi interés por la literatura o si la literatura y los tebeos fueron intereses paralelos, pero definitivamente aquellas adaptaciones fueron muy importantes para mí. Hoy en día los miro y me siguen pareciendo unos tebeos magníficos.

P.: ¿Cuál es tu Rosebud particular?
Tengo muy poca propensión a la nostalgia, no se me ocurre ninguno.

P.: ¿Cómo organizas tus bibliotecas? ¿Por colecciones, por autores, por formatos?
Ahora mismo, los organizo por orden de llegada, lo que quiere decir que el último en llegar va a lo alto de una pila. Si te fijas en la foto que te mando, entenderás que a estas alturas la pregunta de «cómo organizo mi biblioteca» carece de sentido. ¿Cómo la organizaba cuando tenía espacio? Era una mezcla de los sistemas que citas. Ajusté algunas estanterías para tebeos grandes y otras para tebeos pequeños, que además se corresponden bastante bien con los álbumes franceses y los mangas, respectivamente. Dentro de lo posible trato de situar próximos los tebeos de la misma editorial, y otro tanto hago con los autores. Pero al final todo es un batiburrillo que solo yo comprendo, y no siempre. Es algo que tiene su cara y su cruz: a veces soy incapaz de encontrar un tebeo y otras veces descubro algo que ya no recordaba que tenía.

P.: ¿Cómo compaginas los álbumes europeos con las novelas gráficas o las grapas? ¿Las pones en las mismas estanterías? ¿Las estanterías se adaptan a los formatos de los tebeos o al revés?
Más o menos es como te decía antes. Uno trata de optimizar el poco espacio que tiene, de manera que adapta las estanterías para aprovecharlas al máximo. Para mí el tamaño es (era) determinante a la hora de ordenar.

P.: ¿Compras grapas habitualmente? Si es así ¿cómo te las arreglas para guardarlas?
Compro muchas «grapas» (¡odio el término grapas!), pero casi nunca del género superheroico, los tebeos de superhéroes los pillo ya recopilados en tomo. Pero compro muchos fanzines grapados. Los cuadernillos, comic books y fanzines grapados no los suelo poner en las estanterías. Los guardo de dos maneras: 1) en grandes cajones y baúles (caso de las series de superhéroes y revistas), y cuando son series de pocos números, todos metidos en una única funda protectora, para tenerlos bien localizados. 2) Los fanzines los guardo más a la vista, de pie en cajas de zapatos abiertas. Me gusta tenerlos a mano y me gusta la sensación de rebuscar en la caja, como cuando miras discos.

P.: ¿Hay algún tebeo que te arrepientes de haber dejado y que no te han devuelto?
He dejado muchos tebeos que no me han devuelto, pero no me arrepiento. Un tebeo solo es un tebeo, y tengo muchos.

P.: ¿Regalas tebeos a los no lectores?
Claro que sí. Si conoces un poco a la persona, no es difícil encontrar un tebeo que se ajuste a sus intereses. Es un regalo bonito, porque es inesperado y es un objeto hermoso.

P.: ¿Cuál es, para ti, la joya de tu colección?
Me pasa como con mi «rosebud», que me cuesta mucho establecer vínculos sentimentales con los tebeos como objetos físicos. Tengo por ahí tebeos firmados por autores del copón que, sin embargo, no me provocan ninguna sensación especial, nunca los consideraría una joya. Eso sí, tengo especial apego a los cómics en los que he participado de alguna manera, eso creo que es inevitable. Y también por aquellos que me han regalado. Hace unos seis años conocí a Josep María Beà, que acudió a la cita con un regalo para mí, un ejemplar de «La esfera cúbica» en la edición de Glénat. En las guardas había hecho un dibujazo espectacular. Es lo que considero más cercano a una joya.

P.: ¿Hay algún cómic que no te canses de releer?
Sí, por supuesto. Por ejemplo, «Peanuts». Nunca he llegado a leer la serie completa, pero algunas etapas las he leído un montón de veces, me gusta coger de la estantería un tomo aleatorio y leer, independientemente de que ya lo haya leído o no. El «Born Again» de Miller y Mazzucchelli tampoco se me gasta nunca.

P.: ¿Hay alguno que hayas comprado varias veces?
Sí, claro. Muchas veces es simplemente por error, porque no recordaba que ya lo había comprado o porque había realizado la compra por internet y todavía estaba por llegar. Otras veces compro varios ejemplares para regalar.

P.: ¿Compras las nuevas ediciones si incluyen extras o nuevas recopilaciones para tener toda la colección en el mismo formato?
En ocasiones sí. No me preocupa mucho tener colecciones en un mismo formato (antes sí), pero si veo una nueva edición que claramente mejora la anterior, es muy posible que pase por caja. Ni siquiera hace falta que incluya extras, es suficiente con que esté mejor traducida, impresa y encuadernada con mejores materiales, mejor diseñada…

P.: ¿Eres completista?
Antes era muy completista, porque siempre necesito algún tipo de obsesión en mi vida y durante un tiempo fue el coleccionismo. Recuerdo que cuando llegué a Madrid flipé con la oferta de cómics, mucho mayor que la que encontraba en Bilbao. Aquello fue la locura. Un día me aparecía un letrero luminoso en la cabeza que decía «Hugo Pratt» y durante el mes siguiente no paraba de recorrer tiendas y rastrear páginas de internet hasta que me había hecho con todo lo de Hugo Pratt. Al final me di cuenta de que aquello solo satisfacía el afán coleccionista y no tenía nada que ver con un interés artístico. Ahora ya no necesito tener todas las obras de un autor, me conformo con tener las mejores. He llegado al punto de ser «razonablemente completista».

P.: ¿Hay alguna serie o autor del que esperes con ansiedad su nuevo trabajo?
La verdad es que no mucho. Hay autores o series que sigo con mayor interés, sí, pero no diría que con ansiedad. Por ejemplo, siempre me interesa mucho todo lo que vayan a publicar Richard Corben, Suehiro Maruo, Jaime Hernandez, Olivier Schrauwen, Paco Alcázar o Charles Burns. Ahora que lo pienso, me encantaría leer un nuevo tebeo de Martí. Lo que más me motiva en realidad es rebuscar entre fanzines o tebeos de editoriales muy marginales.

P.: ¿Cuántos tebeos tienes?
Creo que andarán entre 7000 y 7500. Es un cálculo a ojo basado en que he catalogado unos 6600 en Whakoom y aún quedan bastantes que no he introducido.

P.: ¿Catalogas los tebeos que tienes? ¿Tiene cada tebeo su lugar asignado o dónde entre lo metes?
Durante mucho tiempo catalogué todos mis tebeos en formato libro, pero no las revistas, comic books o fanzines. Metía un millón de datos de cada libro. Resulta tremendamente útil cuando tienes que revisar la bibliografía de un autor o encontrar el año y la editorial de edición original, por ejemplo. Ahora ya no tengo tiempo y lo más cercano a un catálogo que tengo es mi cuenta en Whakoom, aunque no es completo.
Mis tebeos no tienen un lugar asignado. Si un tebeo sale de la estantería, corre el peligro de no regresar nunca.

P.: Europeo, manga, americano, novela gráfico ¿Qué tipo de tebeo lees más asiduamente?
De los que mencionas, el europeo es el que menos me interesa, si consideramos como «europeo» las típicas series de aventura en álbum (aunque, obviamente, leo a muchos autores europeos que no hacen «europeo»). Del resto hay bastante equilibrio, creo.

P.: ¿Cómo guardas los tebeos de Chris Ware?
Como caen.

P.: ¿Cuál es el último tebeo que te ha sorprendido?
El «Cowboy Henk» de Kamagurka y Herr Seele que ha publicado Autsaider. Había leído unas pocas historias del personaje y le tenía muchas ganas. La edición que ha hecho Autsaider es extraordinaria.
El otro cómic que me ha impresionado muchísimo es «Days Longer Than Long Pork Sausages», de Gabriel Corbera. Los tebeos de Corbera siempre son extraordinarios, pero este lo es en grado sumo. Me ha emocionado mucho.

P.: ¿Qué haces cuando ya no tienes más sitio para guardarlos?
Me engaño a mí mismo.

P.: ¿Qué haces con un tebeo cuando no reúne las expectativas? ¿Lo cambias, vendes, donas o lo guardas para darle una segunda oportunidad en otro momento?
Generalmente, o lo vendo o lo regalo. No suelo cambiar tebeos y nunca he hecho una donación a una biblioteca, no sé muy bien por qué. Lo de darle otra oportunidad es un caso raro, a estas alturas tengo bastante claro si algo me interesa o no, aunque a veces uno mismo se sorprende.

P.: ¿El tebeo digital desplazará al de papel en algún momento? Si consigues la versión digital de un tebeo ¿te deshaces de la edición impresa que ya tenías?
Algunos tebeos digitales desplazarán a algunos tebeos en papel, eso casi seguro, pero no creo que vaya a ser una norma aplicable a todos los tebeos. Y no, no me deshago de mi edición en papel aunque tenga la copia digital. Las copias en papel siempre están encendidas.

P.: ¿Dudas mucho a la hora de comprar un tebeo o te mueves por impulsos?
Dudo entre muy poco y nada, me dejo arrastrar por mi primera sensación. Eso me ha proporcionado alguna decepción y muchísimas alegrías.

P.: ¿Hay algún cómic que te llame pero no te acabes de decidir?
Creo que no. Si me llama, lo compro, no suelo preocuparme por el precio. No comprendo la costumbre de algunos de comprar tebeos al peso, o de hacer cuentas de «a cuánto me sale la página», o calcular «cuántos minutos de lectura por euro». El placer, la satisfacción que produce un tebeo no se mide en esos términos.

P.: ¿Compras habitualmente cómics en inglés o francés?
Sí, muchos. Nunca he hecho el cálculo, pero casi seguro que más de la mitad de mis tebeos están publicados en idiomas distintos del español. También he comprado cosas en italiano, alemán, japonés…

P.: Si sale la edición en castellano ¿los vuelves a comprar?
Generalmente no, a no ser que la edición española sea claramente superior.

P.: ¿Algún tebeo inconfesable?
Sí.

P.: Después de tantos años como lector ¿consigues mantener la ilusión al abrir un nuevo tebeo?
Cada vez es menos frecuente, pero no insólito. De hecho, más que al abrirlo, hay ocasiones en que la ilusión se dispara cuando llevas unas pocas páginas y te das cuenta de que te encuentras ante una cosa única y maravillosa. El año pasado, en la antología «Terry», publicamos una historia de Seiichi Hayashi, «Vivíamos entre las flores», de 1972. Es una historia de 40 páginas con un importante hálito poético. La habíamos leído en la edición norteamericana de PictureBox y nos había vuelto locos, pero después de investigar sobre ella, traducirla y rotularla al español, se convirtió en algo mágico. Para mí es el mejor cómic que se publicó en España en 2014. Y luego está el caso de los tebeos de Simon Hanselmann, pura comedia rabiosamente actual que se te mete dentro como un veneno. Si todavía ahora, prácticamente en el mismo mes, puede uno descubrir un drama de hace más de 40 años y una comedia de hoy y emocionarse con ambos, entonces no hay nada perdido.

P.: ¿Tapa dura o blanda?
Lo que pida cada tebeo, no hay una regla fija al respecto.

P.: ¿Brillo o mate?
Salvo contadas excepciones, mate. Lo que se pierde en viveza de los colores se gana en calidez, comodidad de lectura y tacto.

P.: ¿A que huelen los tebeos?
He dormido durante semanas en una habitación acompañado de 1200 tebeos recién salidos de imprenta. Los tebeos huelen a muerte.