El poder de las gafas moradas @IUCantabria

El feminismo no es cosa solo de mujeres, es también de hombres y nos necesitamos. Es algo transversal que atañe a todas y todos desde el momento en el que nacemos, no es algo individual sino un movimiento colectivo y respetuoso. Es tan colectivo que ocupa desde el gesto más pequeño, a los derechos más importantes como la libertad y la vida. Veamos algunos ejemplos de los aspectos de nuestra vida diaria que necesitan de esa visión feminista. Hablemos de corresponsabilidad y conciliación de la vida personal, familiar y laboral, deporte, educación, gestión de tiempos y ocio, movilidad, salud y urbanismo.

En la corresponsabilidad y conciliación de los cuidados, ya sea de menores o mayores, las mujeres no podemos seguir siendo las cuidadoras 24 horas, siete días a la semana, sacrificando otras partes de nuestra vida, no es solo nuestra responsabilidad. Necesitamos que los hombres también se impliquen, ya sean nuestras parejas o familiares, necesitamos repartir las tareas y los horarios.

Las mujeres no nacemos con el gen cuidador, sino que el patriarcado se ha encargado de enseñárnoslo. Si nosotras aprendemos, vosotros también podéis. Además de nuestro entorno, las empresas también deberían favorecer políticas de conciliación para que nadie se quede atrás por tener que cuidar de quienes serán el futuro y quienes en el pasado han hecho que ahora estemos donde estamos. Por otro lado, no dejaré de mencionar que necesitamos un sistema público de cuidados que no solo cubra unas necesidades prácticas que nosotras tengamos que seguir sosteniendo, sino que cubra estratégicamente estas necesidades.

El deporte. Sigue siendo más valorado el deporte masculino que el femenino, aun cuando ambos sexos tienen las mismas armas para practicar el deporte, las mujeres ganan menos y salen menos en los medios de comunicación. Los hombres deportistas de alto nivel pueden vivir de ello, las mujeres aun siendo de alto nivel tienen que trabajar en otros trabajos para poder costearse practicar esos deportes y las que tienen más suerte no tienen otro trabajo, pero no están igual valoradas que los hombres no solo económicamente sino también personalmente. Pongamos un ejemplo, el fútbol, a pesar de que los futbolistas y las futbolistas tienen dos piernas, dos brazos, corren igual y juegan con las mismas normas de juego, se consume, se valora y se paga mucho mejor el fútbol masculino.

Educación,  la base de todo. Intentaré resumirlo, necesitamos una educación que vaya más allá de los conocimientos, que abandone la diversidad sexual y los estereotipos, que no ponga barreras a nuestras niñas y niños, que sea inclusiva, que desde la infancia se aprenda que hay muchos tipos de personas, que todas ellas somos iguales y nos merecemos el mismo respeto; tengamos el color de piel que tengamos, la orientación o identidad que queramos. Fuera el odio de nuestras aulas y casas, somos personas diversas y diferentes y eso es una riqueza.

Gestión de tiempos y ocio, las mujeres tenemos menos tiempo libre que los hombres y el que tenemos es de peor calidad. Después de nuestras dobles jornadas, trabajo remunerado fuera del hogar y el no remunerado doméstico y de cuidados; lo cual disminuye el tiempo para hacer aquello que nos guste y apetezca. Incluso esos ratos los aprovechamos para descansar de nuestro cansancio físico y mental aunque no sea lo que más nos guste y no me olvidaré de la calidad, pues a veces aprovechamos para quedar con la gente entre que nuestras hijas e hijos están en alguna actividad o nos los tenemos que llevar y eso nos obliga a seguir pendientes de los cuidados.

Movilidad. Todavía, a día de hoy, hay menos mujeres que tienen carnet de conducir que  hombres; o, que en caso de tenerlo dispongan de un coche, pues a menudo son ellos los que se lo llevan. Somos más usuarias del transporte público, lo que hace que nuestros traslados nos lleven más tiempo o incluso tengamos que ser verdaderas gestoras de rutas para poder llegar a la hora a todos los lugares.

Salud, nosotras tardamos más en ir al médico, ese gen cuidador autoimpuesto hace que nosotras tardemos más, nos preocupemos menos por nosotras y usemos más la atención primaria que las urgencias. Las mujeres somos más diagnosticadas de ansiedad que los hombres. Evidentemente, en algunos casos, es así; pero en otros casos aun se cree que todo lo que nos pasa es ansiedad sin profundizar mucho más allá. Por otro lado, los cuerpos de las mujeres y los hombres no son iguales, nosotras necesitamos especialistas concretos que aún siguen siendo deficientes, además de que los estudios e investigaciones de nuestras enfermedades continúan en un segundo plano.

Terminaré con el urbanismo. Tendemos a la construcción por áreas, la zona comercial, la zona de ocio, los polígonos industriales, las zonas residenciales. Todo ello sin atender a la movilidad, la exclusión de algunas personas para poder acceder y a los nuevos modelos de familia, nos estamos haciendo individualistas y perdemos ese espíritu de comunidad que nos hace humanos. Por otra parte, no olvidemos que en la seguridad sigue habiendo muchos puntos ciegos, zonas inseguras. Por ejemplo, no deberíamos  tener que pasar por un polígono industrial para llegar a la zona residencial, porque esto acaba coartando y limitando nuestra libertad.

Todos estos aspectos por supuesto necesitan mucha más profundidad y trabajo de especialistas en el área, pero pongámonos las gafas moradas, seamos inclusivas e inclusivos, hagamos más comunidad y démonos cuenta de que esto no va de guerra de sexos sino de que seamos iguales, equitativos y ganemos en calidad de vida y libertad.

Lucía Gandarillas. Responsable de feminismos de IU Cantabria.