Benjamin Marra, sangre americana

Sangre Americana cover

Una de las grandes sorpresas de esta temporada es disfrutar de la genial obra de Benjamin Marra de manos de Autsaider Comics, empeñados en su cruzada por recuperar el mejor comic alternativo que se está realizando fuera de nuestras fronteras. Comenzamos a descubrir la obra de Marra con el genial recopilatorio “Sangre americana”, que nos demuestra todo el potencial del cómic para entretener cuando no se pone filtros. Historias deliciosamente macarras que beben del cine de explotación de los 80, que huelen a petacos y a serrín en el suelo editados con un gusto exquisito y nos dejan con ganas de disfrutar de las nuevas obras del autor canadiense. Con Benjamin Marra hablamos de su trayectoria.

Traducción: Paula Maroño

 Pregunta: ¿Qué cómics te influenciaron para querer dedicarte a ello?
¡Demasiados para nombrarlos todos! Pero diría Tintin, Lobezno de Claremont y Buscema, The Dark Knight Returns, Watchmen, y Space Beaver de Darick Robertson, cuando era joven. Ya de adulto: todo lo de Jack Kirby, todo lo de Wally Wood o Jim Steranko, Master of Kung-Fu de Moench y Gulacy, American Century de Chaykin, Tischman y Laming, Rex Mundi de Arvid Nelson y Eric J, por decir unos cuantos.

P.: Estudias en la School of Visual Art, ¿Cómo era la percepción del cómic en ese momento?
Cuando estaba en la SVA la idea del cómic como proyecto artístico era algo que tenía aceptación y que se promovía. Había un programa académico para animación y dibujo de historietas. Pero aquéllo era un centro Superior y además una escuela de arte. Cuando estudiaba en la Universidad de Siracusa los cómics no se valoraban mucho. Los profesores admiraban a autores como R. Crumb y Art Spiegelman, y venían algunos profesores visitantes a dar conferencias sobre tebeos, pero no había mucho interés en el tema. Yo estuve bastante alejado del cómic el tiempo que estudié allí. Pero eso también estaba relacionado con ser joven y un poco engreído y pensar aún que otras personas saben lo que te conviene más que tú mismo.

P.: ¿Cómo era la relación con David Mazzucchelli?
Yo era un estudiante en su Taller de Cómic, que fue una experiencia alucinante. Y fue mi director de tesis durante mi segundo año de licenciatura. De él aprendí sobre el arte de hacer cómics más que de nadie. Es un maestro de verdad y un profesor genial. Creo que conectamos en muchos niveles, en la forma en que veíamos los cómics, en lo que encontrábamos en ellos. Por supuesto mi habilidad para contar historias todavía se estaba desarrollando, pero creo que compartíamos el gusto y el interés por los cómics del pasado.

P.: Otro eminente estudiante sería Dash Shaw. En tu caso da la sensación que, frente al snobismo de ciertos cómics optas por su lado más bizarro.
Dash y yo seguimos siendo buenos amigos. Cuando vivía en Nueva York, íbamos a ver películas con otros cuantos amigos. Era una especie de club de cine. Dash es una de mis personas favoritas para hablar de tebeos, pero también una de mis personas favoritas en todo. Cuando éramos estudiantes los dos en la clase de Mazzucchelli me impresionaron mucho los cómics que él autopublicaba. Su trabajo me parece impresionante. Y sí, tiendo hacia el lado más bestia del cómic. Quiero hacer el tipo de cómics que Fredric Wertham despreciaría. Quiero hacer los que nos robaron, los que nunca pudieron existir por culpa de SEDUCTION OF THE INNOCENT.

P.: En muchas ocasiones has declarado que Space Beaver, de Darick Robertson te marcó. ¿Qué supuso para tí su lectura?
Significó todo para mí. Para empezar, el dibujo me pareció impecable. Me pareció maravilloso. Creo que aprendí a dar forma a una idea gracias a ese cómic. La historia también era increíble, con personajes tremendos con los que conectaba mucho a los diez años. Probablemente es una de las cosas más importantes que me han influenciado para dedicarme al arte. No sé dónde estaría si nunca hubiera dado con ese cómic.

P.: ¿Cómo nace tu editorial: Traditional Comic?
Cuando empecé a dibujar NIGHT BUSINESS y decidí autopublicarlo, necesitaba un sello bajo el que hacerlo. Así que creé TRADITIONAL COMICS.

P.: Realizas tebeos de grapa en blanco y negro, toda una declaración de intenciones.
Efectivamente. Creo que los cómics deben ser baratos, publicados con materiales baratos, y con contenido de tipo cutre, rollo trash. Creo que ésa es su auténtica naturaleza. Entretenimiento crudo, barato, de usar y tirar. Esos aspectos de la forma deberían reflejarse en su representación física.

P.: Escribes, dibujas y editas tus propios cómics. ¿Qué ventajas e inconvenientes te genera llevar el control total de la obra?

La ventaja es que tengo el control de todo. Yo tomo las decisiones finales sobre cada elemento. El inconveniente es un poco la misma cosa. A veces mis decisiones no son las mejores. Si colaborase con otra persona, puede que creativamente las decisiones fuesen mejores. Habría otro punto de vista además del mío. Es una de las razones por las que me gustan los juegos de rol como D&D. Creas una historia con una imaginación colectiva, llegando a opciones que a lo mejor no descubrirías solo por tu cuenta.

P.: ¿Cómo es el mercado para este tipo de cómics en los Estados Unidos?
Yo diría que es reducido pero potente. Hay cierto apetito por los cómics que ofrecen algo distinto a las editoriales grandes, más corporativas. Las publicaciones mainstream a veces son bastante limitadas en cuanto a temática y enfoque artístico. Hay gente que busca una visión diferente, algo más personal, que tenga otra intencionalidad.

P.: Frente a muchos compatriotas canadienses, inmersos en hacer cómics serios y profundos, decides recuperar toda la parte divertida y macarra de los cómics.
Uno de los motivos principales por los que empecé a dibujar cómics fue porque me parecía que se empezaban a poner demasiado serios. Casi parece que se venía encima un dogma fascista. Parecía que para hacer un tebeo significativo tenía que ser autobiográfico, histórico, sobre una relación, o en general completamente aburrido. Antes de ponerme con NIGHT BUSINESS buscaba cómics para leer, pero no encontraba nada interesante. Así que decidí hacer el tipo de cómic que yo quería ojear y leer. Quería cómics con sexo, violencia, acción y aventura y que tuvieran un dibujo interesante. Que fuesen arriesgados y divertidos y con una producción rápida y efectiva. También quería que hubiera un componente de género. Me apetecían cómics que cuidasen el aspecto creativo pero que también le pudiesen gustar a mi yo adolescente. Me daba la impresión de que los tebeos que sacaban los creadores de cómic independiente tenían estructuras débiles. Estaban hechos con miedo. Con deseo de complacer. Se les notaba demasiado que buscaban ser valorados como algo trascendente. A mí me apetecían cómics creados con seguridad y pasando completamente de si iban a ser considerados seriamente como obras literarias.

P.: En España se publica Sangre Americana, un recopilatorio de algunos de los trabajos más representativos de la editorial. ¿Cómo nace la obra?
Me contactaron de AUTSAIDER CÓMICS. Simplemente me preguntaron si quería que recopilasen y tradujesen mi trabajo. Les dije que sí, les envié los archivos, y ellos sacaron el libro. No se me podría ocurrir una edición más perfecta como representación de mi obra. Hicieron un trabajo totalmente espectacular en cuanto a producción y diseño. Estoy alucinando.

P.: Abre el tomo Gansta Rap Posse, una historia en dos partes ambientada en los años 90 en el que vemos la rivalidad de dos grupos de rap lleno de violencia y diversión al límite. ¿Cómo nace la historia?
Nace de mi pasión por N.W.A. Cuando yo era un chaval el Gangsta Rap estaba empezando a ganar terreno. El gobierno lo calificaba de peligroso. Fue muy interesante ver cómo evolucionaba, siendo un adolescente que empezaba a conocer cómo funciona el mundo. Cuando empecé a hacer cómics me inspiró un documental que vi sobre N.W.A., quise crear un tebeo sobre ellos y sobre lo que decían en sus letras. Probablemente el resultado dice más de un chico blanco del extrarradio que absorbía las letras del Gangsta Rap al pie de la letra.

P.: Desde esta primera historia vemos algunas de tus referentes confesos, Paul Gulacy y Spain Rodriguez. Un autor conocido especialmente por su trabajo en los cómics de superhéroes y el otro por su labor en los cómics underground. ¿Qué influencia han tenido este tipo de cómics en tu trabajo?
No se puede medir cuánto ha influenciado la obra de Gulacy mis trabajos. Su influencia está en todos mis dibujos. Me encanta cómo utiliza el sombreado y su forma de narración, viñeta a viñeta, es genial, aunque no se haya valorado lo suficiente. Aunque lo que más me inspira es la intensidad de sus primeros trabajos. Se nota que cada página suya es una apuesta emocional. Se ve que, aunque puede que no tenga un talento de primera, lo da absolutamente todo para crear el mejor trabajo posible. La influencia de Spain me cuesta más cuantificarla. Mucha gente comenta que mi obra les recuerda a la de Spain, pero la verdad no es una influencia o una inspiración consciente. Cuando me siento a dibujar, puede que me acuerde del trabajo de Gulacy, pero no de Spain. Nunca he leído un cómic suyo entero. Aunque sí me gusta lo que hace, y recuerdo cuándo di con su trabajo siendo joven. Me encantaban sus dibujos de motoristas. Me parece que compartimos un gusto similar por las áreas de profundas sombras negras y también por las historias externas, historias de género y de machismo.

P.: Vemos como tu dibujo varía en función de la historia que estás contando.
Mi experiencia con el dibujo es siempre una lucha. Siempre estoy redefiniendo mi estilo. Hay como una pequeña guerra dentro de mí en ese sentido. Pero en eso en parte consiste el arte: en experimentación constante de rasgos formales. Normalmente no es la historia lo que marca mi estilo de dibujo, sino los artistas que estoy siguiendo en ese momento. Por ejemplo, he estado muy inmerso en la obra de Ken Landgraf últimamente. Todo mi trabajo reciente intenta reproducir el sentimiento que hay en su obra. No influye qué historia voy a contar, simplemente intento que los dibujos sean los “adecuados”. La forma debería ser la que sigue a la función. El dibujo debería adaptarse a lo que la historia intenta transmitir.

P.: Frente a la versión más cómoda y amable de los cómics recuperas la fuerza que los tebeos habían perdido por el camino para acceder al gran público.
Debido a las audiencias de McCarthy en los EEUU, los cómics, un medio efectivo para la sátira social, fueron neutralizados. Es una pena. Y sí, para poder sobrevivir tuvieron que comprometer su integridad. Creo que no me equivoco si digo que el cómic fue la única forma de entretenimiento en crear un organismo de auto-censura, la Autoridad del Código de Cómics. La industria del cine creó un sistema de calificaciones, pero eso no impedía mantener cierta selección de contenidos. Simplemente recibían una clasificación diferente. Mientras que en los cómics se prohibió publicar temas específicos, para que pudieran sobrevivir. Hoy en día, no mucha gente presta atención a los tebeos underground, independientes o alternativos. Se puede hacer cualquier cosa. Los cómics tienen mucho poder. Implican una experiencia de una historia única para el lector. Me gustaría que mis cómics tuviesen influencia, que no se olvidasen.

P.: No tienes problemas al incluir las dosis de sexo y violencia que requiera la historia.

Me costó cierto esfuerzo mentalmente representar el sexo en mi trabajo, pero en cuanto superé ese bloqueo mental resultó mucho más fácil. No me parece que la representación del sexo sea algo tan arriesgado. Es un acto natural de nuestra especie y parte de ser un ser humano. También la violencia, por desgracia, forma parte de la humanidad.

P.: En tus historias vemos una ácida visión de Estados Unidos.
En EEUU cualquier persona con sentido crítico e inteligencia sufre esa desilusión con su país. Hay grandes cosas en el diseño de Estados Unidos, pero por desgracia casi la mitad del país está en estado de delirio. El mismo cinismo se puede aplicar a la vida. La vida está llena de belleza y humor, y también de tristeza y desesperación. Enfadarse por eso es como gritar al cielo por ser azul, o mosquearse con el agua por estar húmeda. Esto se puede aplicar a cualquier país. Hay cosas de EEUU sobre las que soy muy ácido y así lo expreso en mi trabajo, pero también tengo un gran respeto y valoración hacia las Fuerzas Especiales y militares americanas. Es un conjunto de emociones difícil de reconciliar.

P.: Tu obra muestra una especial relación con la cultura de los 80.
Yo crecí en los 80. Por aquel entonces yo estaba absorbiendo información y desarrollándome como persona, todavía no estaba seguro de mi lugar en el mundo o de cómo funcionaban las cosas. A consecuencia de esto esa época tiene una enorme importancia en cómo concibo el diseño y la cultura popular.

P.: Lincoln Washington recuerda a Django, la película de Tarantino. ¿Qué pensaste cuándo viste la película?
La idea para Lincoln Washington la tuve durante mucho tiempo. Cuando me enteré de que Tarantino preparaba Django Desencadenado, me di prisa para convertir la idea en cómic, no quería que pareciera que 1) estaba copiando a Tarantino, ni 2) que mi propia historia tuviera influencia de Django. Estuve mucho tiempo sin ver la peli hasta el año pasado que la vi en Netflix. No me encantó. Me gusta mucho Pulp Fiction, pero lo que ha hecho después no me entusiasma. Algunos aspectos de la narración y algunas de sus elecciones no me parece que funcionen bien. Algunos personajes veo que no encajan. Creo que, por el poder que tiene a estas alturas Tarantino, nadie se atreve a decirle cuando algo no es bueno en sus guiones. Me parece que auto-edita su propio material porque está demasiado enamorado de los diálogos que escribe. Django Desencadenado podría haber sido una película histórica, pero creo que falla a la hora de alcanzar sus objetivos. Es una pena porque la historia me parece estupenda, y me encantaría que hubiera más proyectos atrevidos en esa línea.

P.: Con Tarantino compartes la pasión por la parte más bizarra del entretenimiento. Películas, cómics y novelas baratas se mezclan en tu trabajo para hacer una historia nueva y especialmente divertida.
Sí, mucha gente ha hecho esa comparación y yo creo que viene a cuento. Vi Pulp Fiction cuando estaba en el instituto y cambió mis ideas sobre lo que se puede hacer para contar una historia. La verdad, cambió mis ideas sobre muchas cosas. Es verdad que tanto Tarantino como yo nos nutrimos del pasado como inspiración para historias modernas.

P.: Con las aventuras de Maureen Dowd no te cortas para meter un personaje real (una famosa columnista estadounidense) y convertirla en una heroina sin complejos. ¿Sabes si conoce el tebeo la protagonista?
Sí. Algunas personas que trabajan en The New York Times, que es donde ella escribe, pidieron una copia del cómic. Y ella también compró una. Eso estuvo en las noticias durante 24 horas.

P.: En tus tebeos las mujeres son fuertes y salvajes. ¿Cómo creas a los protagonistas?
Sí, me gusta que los personajes femeninos sean fuertes, mujeres seguras de sí mismas. Me gusta que los protagonistas sean decididos, sin dudas internas. Quiero que estos personajes tengan las capacidades que a todos nos gustaría poseer.

P.: En tus tebeos los héroes se alejan de los superhéroes al uso, sin embargo llegas a colaborar con Marvel en Strange Tales 2. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue una experiencia cojonuda. De entrada quería utilizar el personaje NFL SUPERPRO que luego asesinaría a Osama Bin Laden utilizando maniobras de fútbol americano ilegales. Pero Marvel ya no tenía la licencia para ese personaje. Era propiedad de la NFL. Así que utilicé a USAGENT, que también es un personaje tremendo. Marvel me permitió hacer prácticamente lo que me apeteciese. Fue genial.

P.: ¿Repetirás en el mundo de los superhéroes?

Sin duda. Tengo una historia de superhéroes para COPRA de Michel Fiffe. Pero es corta. Me encantaría hacer algún trabajo de cómic mainstream en tebeos de superhéroes. Pero no sé si me dejarían hacer lo que quiero hacer y no sé si yo soportaría esa vigilancia editorial. De todas formas estaría bien probar. También tengo muchas ideas para mis propios superhéroes. Espero que algún día salga la posibilidad de contar sus historias.

P.: La influencia de la música es evidente en tu trabajo. Especialmente por la relación con The Naked Heroes, a los que conviertes en protagonistas de historias fantásticas en la linea de los Metal Hurlant más setenteros. ¿Cómo nace la relación con ellos?
George Michael Jackson, el cantante y guitarrista de The Naked Heroes, y yo fuimos juntos a la facultad en Siracusa. Cuando volví a Nueva York vivíamos en el mismo barrio y me pidió que les ayudase con el diseño del album. Ya llevo unos años trabajando con ellos.

P.: ¿Cómo es ir de gira con el grupo?
Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Viajamos por toda España, desde Barcelona hasta el oeste, hasta el sur. Fue algo genial. No lo olvidaré nunca. Me encanta España. Me encantaría vivir ahí algún día.

P.: La relación con la música hace que realices curiosos encargos como una adaptación del Macbeth de Verdi para la Bavarian State Opera. ¿cómo fue la experiencia?
Fue una experiencia increíble. La Bavarian State Opera me dejó interpretar y adaptar la ópera totalmente a mi manera. Soy muy fan de Shakespeare así que me hizo ilusión adaptar una de sus obras más conocidas. Lo disfruté en todos los sentidos.

P.: Uno de tus trabajos más contundentes es Night Business.
Sí, Night Business es quizás el cómic que mejor ejemplifica quién soy. Espero acabar la historia este año.

P.: Ambientada a comienzos de los años 80, recuerda a algunas películas de serie Z de la época.
Sí, está inspirado en los telefilmes que pasaban a altas horas en Cinemax, un canal de EEUU que es conocido por emitir películas porno softcore.

P.: ¿Cuánto hay de homenaje a esa época?

Pues todo. Night Business es un homenaje total a las pelis de bajo presupuesto de los 80.

P.: En la época proliferan las historias de bandas y justicieros con grandes protagonistas como Charles Bronson, actorazo que incluso llevas tatuado. ¿Han supuesto una referencia para ti sus películas?
Desde luego. Me encanta El justiciero de la noche. Me encanta el tono de las películas de Bronson. Siempre intento acercarme al sentimiento, a la estructura, el estilo, a la visión del mundo que tienen.

P.: En muchas ocasiones creas un universo propio en el que desarrollas la historia pero no tienes intención de cerrarla, dejando al lector con un continuará que nunca llega.
Sí, me gusta dejar la historia abierta por si en algún momento me apeteciera volver a ella. Además es un recurso recurrente en los cómics dejar el final del número con un momento de suspense.

P.: Autsaider publicará también tu nuevo trabajo El Azote del Terror C.A.U. (Comando Antiterrorista Unipersonal). ¿Para cuándo podremos verlo?
¡Pues no lo sé! Tendrás que hablar con los de AUTSAIDER, en teoría para antes de que acabe el año.

P.: ¿Proyectos?
Estoy trabajando en un proyecto de animación ahora mismo. Cuando esté terminado espero volver de lleno a los tebeos. Me gustaría acabar Night Business. Y tengo otros proyectos de cómics en el horizonte, con varios colaboradores.

Links de interés: http://www.autsaidercomics.com