
La visión de Dios, para los creyentes es diversa y a veces difusa o confusa. Y es hasta cierto punto lógico que así sea, porque no es de nuestro alcance y de nuestras referencias vitales. Más bien el error de la interpretación de Dios, viene por tratar de asimilarlo a alguna de las referencias “terrenales” que disponemos en nuestra base de datos personales, de por si limitada y escasa, cuando no muy pobre.
“El reto radica en ser creyentes desde la humildad, desde el saberse limitado como seres humanos y, por tanto, buscadores – junto con otros- de una verdad propia imposible de abarcar en toda su hondura”[1].
Mi Dios, que es también el tuyo, al menos en el concepto monoteísta de los cristianos[2], pero hay que entender que dependerá de donde hayas nacido y que influencia socio-económica y familiar te haya acogido al nacer para poder proclamarte de un credo u otro. No por ello mejor o peor con respecto a otras. La identidad creyente (cristiana en mi caso), debe estar abierta al dialogo – humilde, sincero y seguro – con otras creencias, reconociéndoles todos sus valores, sus preocupaciones, sus esperanzas, sus tristezas.
Muchas y muchas veces he oído lo del castigo de Dios, y recuerdo el “eso lo castiga Dios”, como forma de reprimenda al niño, joven o no tan joven ante un hecho. Desde luego que hay cosas, actos, hechos, sucesos, castigables, y sancionables a la luz de las leyes de los hombres, que asumimos, que a la luz de la ley divina deben serlo también, y posiblemente que tengan cierta similitud de valoración, en sanción, pero en lo que de seguro nos equivocamos es la forma de perdón. El perdón de Dios es de otra magnitud, de otra estructura y alcance, de difícil comprensión por los mortales, y la Biblia tiene multitud de ejemplos, y en especial Jesús nos dejó bellas parábolas para hablarnos de ello (la oveja perdida, el dracma extraviado, el hijo prodigo…). “El perdón de Dios no consiste únicamente en que Dios olvida el pecado, o no lo tiene en cuenta. Dios no es como nosotros… Para Dios, perdonar es quitar el pecado, es hacerlo desaparecer, devolver la inocencia, hacernos personas nuevas, renovadas. El perdón de Dios es perdón total, absoluto, gracia que regenera, nuevo comienzo de todo, seguridad y paz intima”[3].
Dios nos espera a TODOS, pues no es propiedad de los buenos, ni de los malos. Es padre de TODOS.
En el camino de la búsqueda de profundizar en la Fe, y avanzar en la espiritualidad, hay que ser persistente, y armarte con las herramientas, que la Biblia, la historia, la teología y la filosofía te dan. En todas las religiones las normas y preceptos se dan en nombre de Dios y requiere de un entendimiento profundo y un basamento conceptual adecuado, porque todas las leyes son humanas y por lo tanto susceptibles de errar. En realidad, la verdadera Visión de Dios no es más que lo que puedo llegar a ser y aun no soy. Dios no tiene voluntad. Dios es un ser tan simple que no tiene partes. Todo lo que tiene lo es, todo lo que hace lo es. No existe nada fuera de Él y nada puede darnos que no sea Él.
Tristemente cuesta trabajo en esta sociedad moderna y capitalista o consumista, que la gente se plantee la Visión de Dios, les encandilan la inmediatez, las urgencias impuestas por las exigencias y formas de vida, por el TENER antes que el SER, y por la competitividad impuesta, y la presencia enajenante de los medios de comunicación masiva, y las redes sociales con sus device electrónicos que deshumanizan. Muchas veces hablas o intentas hablar de algún tema con cierta trascendencia de carácter espiritual, y notas el desinterés prevaleciente en la inmensa mayoría de quienes te rodean. Les atraen más las últimas novedades de las aplicaciones para el móvil, o las del cotilleo de farándula que agobia enajenantemente en algunas cadenas de televisión.
Te conviertes en una rara avis, en un ser anacrónico, en un zombi, que hablas o te preocupas por valorar o analizar la Visión de Dios… o incluso, sin muchos miramientos pueden catalogarte de un “come santos…”, aunque tu filosofía teológica y tu vida este muy alejada de este calificativo, por demás, despectivo e impropio.
Jorge A. Capote Abreu
Referencias.-
[1] José Luis Saborido Cursach, S.J.
[2] Los cristianos representan el 33% de las creencias religiosas, seguido de 20% de musulmanes, 13% de hindús, 6% de budistas y 13% de otras religiones y/o creencias. Se consideran un 14% los no-religiosos y ateos.
[3] Del Encuentro de Oración en la Iglesia del Sagrado Corazón (Jesuitas) de Santander. 17 marzo de 2010