
Conocido y admirado por los profesionales del medio, Álex Orbe es un trabajador infatigable que ha convertido el dibujo en su forma de vida adaptándose a la situación para ser fiel a si mismo. Autor todoterreno, ha trabajado en prácticamente todos los sectores que engloba la ilustración sin perder un ápice de personalidad y carisma. Repasamos su trayectoria y con ella la situación de la ilustración en nuestro entorno.
Recuperamos la charla mantenida para la revista El Balanzín con motivo del Salón del Cómic de Getxo debidamente actualizada y ampliada.
– Pregunta: ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas y cuáles son tus influencias?
-R.:Mi aita nos compraba todas las semanas los tebeos de Bruguera, «Mortadelo», «Zipi Zape», «Tío Vivo», etc. y luego solían caer en cumpleaños y tal algunos «Astérix» y «Lucky Luke». Entre hermanos compartíamos estás joyitas. Y también recuerdo haber leído mucho «El Corsario de Hierro» y posteriormente «Blueberry», «Jeremiah» y otros clásicos francobelgas además de los «Tótem», «Comix Internacional» y los «Cimoc» que compraba mi hermano. Al final supongo que las influencias son un pastiche de todo aquello, aunque como dibujante a los que más he copiado son Uderzo, Morris y Franquin.
– P.: ¿Cuándo descubriste que querías ser dibujante?
-R.: No creo que haya un momento iniciático concreto, en casa todo el mundo tenía ciertas dotes para ello y el ver a mi hermano siempre dibujando me fue llevando por ese camino, siento el proceso como algo natural e inevitable. Luego he tenido la suerte, y cabezonería, de poder dedicarme a ello en exclusiva.
– P.: Comienzas en el mundo de la animación en Merlín. ¿Cómo fue la experiencia?. ¿Qué es lo mejor y lo peor de la animación?. ¿Cuál fue el trabajo del que te sientes más orgulloso?
-R.: Bien, era una época en que mucha gente del entorno de Bilbao tuvo la posibilidad de entrar en esta empresa y en cierto modo para mí fue como mi escuela de dibujo, me obligaba a dibujar 8 horas al día (mínimo) mientras me ganaba la vida y a la vez aprendía el oficio. Lo mejor es la seguridad laboral (si estás en plantilla) y lo peor lo poco creativo del proceso, termina siendo algo monótono. No me siento especialmente orgulloso de ninguno de aquellos trabajos – tampoco tienes como peón gran influencia en los resultados para bien o para mal- pero de destacar algo serían los decorados que hice para la película de «Marco Antonio-Rescate en Hong Kong», supongo.
– P.: Después de Merlín comienzas a trabajar por tu cuenta para el mundo de la publicidad, especialmente en la elaboración de storys para anuncios. Frente al mundo de la animación ¿qué te aporta el trabajo para la publicidad y cuáles son sus inconvenientes?
-R.: La publicidad requiere unos plazos totalmente locos y la posibilidad de dibujar cosas totalmente opuestas de un día para otro, al contrario que en animación donde podías tirarte dos años dibujando los mismos personajes y decorados, aquí te levantabas dibujando un story board sobre pescadores de bonito del norte y por la tarde estabas haciendo tíos tirándose en paracaídas en Katmandú. Estaba bien pagado y siempre resultaba un pequeño reto. De un tiempo a esta parte el mundo de la publicidad anda bajo mínimos y hay poco movimiento. Lo peor los plazos, en ocasiones imposibles, llamadas a las 11 un domingo para que entregues un story a las 8 de la tarde de ese mismo día y cosas así.
– P.: Como muchos ilustradores trabajas para libros de texto ¿cómo es tu día a día en este trabajo?
-R.: Bueno, esto es algo que disfruto bastante, aunque en ocasiones pueda resultar algo monótono, son muchos dibujos, de tamaño reducido, casi siempre con niños y que tienen que ser muy descriptivos, procuro hacer un número X de dibujos al día alternando cosas más simples con varios más complejos. Por poner algo negativo comentaría dibujos diminutos en ocasiones complejísimos cuyas hilarantes descripciones suelo compartir en mi cuenta de facebook para disfrute de mis amigos.
– P.: En la literatura infantl y juvenil has realizado tanto portadas como libros completos (seleccionado para ilustrar «El soldadito de plomo») ¿Diferencias el trabajo para este campo del resto de tu producción? ¿Tienes en mente algun proyecto propio? ¿Te interesaría llegar a escribir tus propias historias?
-R.: Me han llamado en contadas ocasiones para ilustrar cuentos y lo cierto es que me lo paso muy bien con esto. Te dan el texto y te dicen dónde irán las ilustraciones y vas decidiendo lo que haces en cada una, es un trabajo con bastante libertad y suelo encontrar gente que respeta y valora el trabajo. Acaba de salir en octubre el libro «NADIA, MAITE ZAITUT», con la editorial Elkar, en el que he adaptado, por darme ese gusto, un cuento clásico de Anton Chejov titulado «Una Bromita» y que, pese a que es una adaptación de un clásico, considero una obra más personal que los habituales trabajos por encargo. Estoy muy contento con este libro en concreto y espero poder ir sacando más cosas de este estilo.
– P.: En el mundo del cómic son contadas tus colaboraciones: colaboras con «Xabiroi» junto a autores de la cultura vasca ¿cómo es el trabajo?
-R.: Eso es un lujo que tenemos en Euskadi gracias al empeño del director Dani Fano. Pone en contacto a dibujante y guionista y nos da total libertad creativa. Es una gozada colaborar en una revista de ese nivel y gracias a ella mantengo el vínculo con el cómic porque si no…
– P.: Tu dibujo se emparenta con la tradición franco belga y con autores como franquin ¿alguna vez has pensado en trabajar para este mercado?
-R.: Tengo, de hecho, un álbum editado en la editorial belga Jungle (subsello de Casterman) que adapta la película «La guerra de los botones». Me gustaría trabajar para ese mercado y estoy preparando algunos proyectos, ya se verá qué pasa con eso, la crisis está afectando también al de la BD también y tampoco están tan boyantes como hace unos años.
– P.: ¿Alguna vez haras una novela gráfica o un álbum largo?
-R.: Tengo uno empezado y durmiendo en un cajón al que le dedico los tiempos muertos (pocos) por lo que el guionista -Egoitz Moreno- quiere romperme las piernas y otro en proyecto con Javier de Isusi en el que tengo muchas esperanzas. El tiempo dirá también. El tiempo y el interés de los editores, claro. El cómic requiere mucho tiempo y esfuerzo pero está muy mal pagado y no puedo permitirme 4 o 5 meses de trabajo con esos presupuestos.
– P.: ¿Alguna vez te has planteado dedicarte a la sátira política? ¿Crees que está viviendo tiempos de esplendor este campo gracias a autores como Fontdevila o El Roto?
-R.: Lo he pensado, claro, pero no se me da demasiado bien, la verdad, o no me siento seguro en ese campo en concreto. De siempre he sido muy seguidor de este tipo de viñetas de humor de actualidad, o político, social, o como lo quieras llamar, pero no creo que sea un momento especialmente bueno o malo, creo que siempre ha habido gente de mucha calidad en este campo, Ventura& Nieto, El Perich, Forges, Ricardo, ahora igual si que Manel F. está destacando por encima de la media, está Santy Gutierrez en Galicia, supongo que también depende mucho de con quién te identifiques, hay gente que lloró mucho la desaparición de Mingote, pero no era precisamente uno de los que yo tomaba como referencia.
– P.: ¿En que campo de los que has trabajado te sientes más cómodo?
-R.: En el libro de texto estoy muy a gusto, es un trabajo con aplicación práctica y acabas dibujando de todo. Pero procuro sacarle lo positivo a todo lo que me cae entre manos.
– P.: ¿Cómo vive la crisis un dibujante? ¿Crees que es un sector más débil ante las nuevas situaciones o ya hay callo hecho?
-R.: Los dibujantes siempre hemos vivido en crisis, somos autónomos, no tenemos ninguna regularidad en cuanto a encargos, está mal pagado por norma general y debido a la falta de cultura gráfica se respeta poco al trabajador y menos al producto. Vamos, que notamos la crisis como todo el mundo pero tampoco es que hayamos vivido una época de vacas gordas nunca. Creo que cuando te dedicas a esto sabes que no vas a encender puros con billetes de 500 en tu yate con grifos de oro, no sé si me explico.
– P.: ¿Qué le pides al futuro?
-R.: En cuanto a mi profesión si sigo como hasta ahora prometo no quejarme. O no demasiado. En cuanto al panorama general me sorprende que no hayamos pasado por la guillotina a los que nos están hundiendo de esta manera tan descarada, se merecen que les pasemos a sangre y fuego. Eso le pido al futuro, que exista como tal, porque ahora mismo el futuro tiene pinta de ir a parecerse al pasado más oscuro.
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