La prepotencia trovadoresca del capitalino Karel García

Karel García, cantautor habanero de amplia trayectoria artística (5 discos amparados por Vicente Feliú y Silvio Rodriguez) y que algún crítico considera un “trovador de alto vuelo poético”, miembro de la tercera generación de la nueva trova y que prefirió vivir en Barcelona (España), a compartir el periodo especial en su ciudad, dio la nota capitalina en el Festival de la Trova “Pepe Sanchez”

Según me cuentan periodistas y músicos tradicionales de Santiago de Cuba el actual diseño artístico del Festival de la Trova “Pepe Sanchez” tiene poco que ver con aquel que en su día reunía a los trovadores tradicionales del centro y el oriente de Cuba.

En su día Jose Julian Padilla Sanchez, nieto de Pepe Sanchez, mimaba los antiguos festivales de la trova santiaguera y presentaba unos eventos teóricos donde la trova tradicional brillaba y resplandecía.

Todos los trovadores tradicionales venían a Santiago con sus guitarras al brazo e interpretaban los grandes clásicos, junto a algunos nuevos temas de su autoría, temas que respetaban las estructuras y temáticas tradicionales que se admiran y se respetan en todo el mundo, como Aquella boca, Hechizo, Retorna, La Tarde, Y tu que has hecho, Tormento fiero, En falso, La rosa roja, A mi manera, El cajón de muerto, Flor de venganza, Decepción etc, etc, etc temas que en todo el mundo son queridos y respetados como enoprmes monumentos de la creación trovadoresca tradicional…

Por aquellos tiempos amantes de la trova de todo el mundo venían a Santiago para reconfortar su espíritu escuchando una y otra vez aquellas melodías únicas y aquellos textos sencillos y a la vez sublimes que se interpretaban a dos voces maravillando al mundo y que al fín obtuvieron su afianzamiento internacional en forma de disco en las últimas décadas del siglo pasado con las producciones en CD de las hermanas Ferrín y las Hermanas Faez…

Pero por alguna “extraña” razón Jose Julian Padilla Sánchez, músico, musicólogo y nieto de Pepe Sanchez fue apartado de la organización y “alguien” decidió entregar el festival a Eduardo Sosa, joven cantautor oriental integrado en el movimiento de la denominada nueva trova habanera y a partir de ahí la historia cambió.

Los cantautores capitalinos tomaron el poder y ahora llegan a Santiago con sus guitarras, a interpretar sus canciones que pudieran definirse como parte del realismo mágico de García Marquez que, poco o nada, tienen que ver con la trova tradicional, aunque ellos, con el beneplácito del los poderes musicales de La Habana, se apropiaron del termino para sentirse amparados y respaldados en la tradición.

Esta sinrazón alcanzó el culmen este año cuando un cantautor habanero, triste, listillo, estiradillo y circunspecto, que aburre a los muertos, denominado Karel García, tras reconocer públicamente en la Sala Dolores que era su primera visita a Santiago de Cuba en su medio siglo de vida, manda narices, se atrevió a decir, en una descarga en el Café Dranguet, tras la clausura del evento que “al festival solo le faltaba la presencia de Silvio Rodriguez para graduarse”

¿Puede haber mayor falta de respeto hacia los grandes y verdaderos trovadores tradicionales que dieron vida al festival durante 54 ediciones?

La prepotencia del “señorito habanero” que se dignó venir a provincias para aburrir y hacer bostezar al público de la Sala Dolores, en dos noches, me dejó totalmente descolocado.

Mientras escuchaba al tal Karel, jaleado por su pareja, mientras algunos espectadores bostezaban, me vino a la mente aquella canción satírica de Luis Eduardo Aute que decía algo así como:

Qué me dices,

cantautor de las narices,

qué me cantas con ese aire funeral.

Si estás triste,

que te cuenten algún chiste,

si estás sólo,

púdrete en tu soledad.

Vete al cine,

cómprate unos calcetines,

date al ligue,

pero deja de llorar,

o es que acaso,

yo te canto mis fracasos,

sólo vengo a echarme un trago

y aún te tengo que aguantar.

Qué tortura,

soportar tu voz de cura,

moralista

y un pelito paternal.

Qué oportuna,

inmunizas cual vacuna,

y aún no sabes

un par de cositas más;

que me duermo,

que me aburres con tus versos,

que me pones muy enfermo,

por favor no sigas más.