El regreso del “Centralismo democrático” de la mano de Podemos

Para los menores de 40 años lo del “Centralismo democrático” les suena a Chino, es lógico. El trotskismo, el leninismo, el estalinismo y todas aquellas aberrantes teorías y prácticas políticas que se desarrollaron en la antigua URSS durante el siglo XX son “las historias del abuelo” pero en España estamos viviendo la vuelta edulcorada de aquellos tipos de dictaduras que sufrió el pueblo ruso y alumbraron movimientos “revolucionarios” en diversas partes del mundo.

La dictadura del proletariado y la estructura centralista que esta desarrollaba, donde los derechos del individuo eran eliminados en beneficio de la colectividad, inspiran hoy a Podemos, un partido que ha edulcorado todas aquellas teorías de la mano de un teórico con aspecto jovial, un lobo con piel de cordero, que gracias al impulso mediático se ha colado en muchos hogares españoles y es jaleado por periodistas “progres” que obvian la realidad que esconde Podemos.

Baste realizar un simple análisis sobre la trayectoria de los principales ideólogo de Podemos que han ayudado a construir “sociedades perfectas” como el actual sistema venezolano.

Carlos Marx afirmaba que las propias contradicciones internas acabarían con el capitalismo pero en realidad, tras el fracaso de todas las sociedades que se inspiraron en las teorias marxistas, han sido una auténtica banda de sinvergüenzas como Juan Guerra, Mariano Rubio, Roldán, Pujol, Rato, Bárcenas y otros muchos alumnos aventajados, los que han puesto en solfa nuestra estructura social y política corrompiendo el sistema democrático, mientras los españoles de a pié hemos asistido, atónitos, a la creación de una casta política y empresarial que se ha enriquecido desmesuradamente.

Políticos como Felipe González han traspasado todas la líneas rojas de la ética de izquierdas a través de las llamadas “puertas giratorias” que han convertido a aquel joven utópico y clandestino “Isidoro” en un multimillonario ex presidente.

El enriquecimiento de los poderosos, la financiación black de todos los partidos y la última crisis mundial ha contribuido a que la sociedad española viva el desencanto actual, desencanto utilizado por ese gran showman político, malabarista del marketing y la palabra que ha recogido todo el malestar social y se ofrece ahora como el gran “salvapatrias” azote de banqueros y políticos corruptos.

Pero ha sido precisamente en Cantabria donde Podemos se ha quitado su máscara, depurando a todos aquellos que vieron en este partido una alternativa real a los viejos partidos del régimen, una organización democrática y participativa que pronto reaccionó con los viejos tic del centralismo democrático soviético y decapitó a todos aquellos que ofrecían algún tipo de resistencia a la imposición del aparato provocando la desbandada de todos aquellos que creyeron en Podemos y que hoy es califican de “banda mafiosa” al “polí bureau” que dirige con mano férrea, desde Madrid, el nuevo partido que intenta llegar al poder disfrazado de organización demócrata.

Precisamente ha sido en Cantabria donde se ha puesto claramente de manifiesto el sistema anti democrático que impera en esta banda, donde, si es elegido un representante por las bases, que no sea del agrado del aparato de Madrid, es eliminado fulminantemente de la organización.