
Uno de los tebeos del año ha sido sin duda «Cenizas» de Alvaro Ortiz, un tebeo que ha sorprendido a propios y extraños con un estilo fresco y desprejuiciado. Una entretenida película de acción y diversión constante con unos personajes entrañables, pero muy lejos de ser ñoños. «Cenizas» es la historia de 4 amigos que se reúnen 5 años después para cumplir una promesa. Después de tanto tiempo repasan sus sueños y aspiraciones, enfrentándose a cual es su vida real. Pero no esperen una sesuda reflexión sobre el hombre y sus anhelos no, «Cenizas» es una trepidante road-movie llena de diversión, giros inesperados… y un mono.
La acogida de «Cenizas» ha sido espectacular y muy pronto estará en la calle la 2ª edición. En el balance negativo, AlhóndigaKómic anuncía que suspende su beca dedicada al cómic y es posible que «Cenizas» sea la última muestra del éxito de la iniciativa (Alfonso Zapico, recientemente ha ganado el Premio Nacional de Cómic por Dublinés, otro proyecto amparado por la beca de AlhóndigaKómic, demostrando la importancia que la ayuda supone para el desarrollo de proyectos de largo recorrido).
Hablamos de todo ello y de mucho más con el autor de «Cenizas», Álvaro Ortiz.
Pregunta: ¿Qué es «Cenizas»?
Respuesta: «Cenizas» es un tebeo/cómic/novela gráfica en la que he estado trabajando año y medio sin parar. La pude desarrollar en la Maison des Auteurs de Angouleme gracias a la beca de AlhóndigaKómic de Alhóndiga Bilbao, y finalmente ha sido publicado por Astiberri.
P. : «Cenizas» cuenta la historia de 4 amigos que 5 años después se juntan para cumplir una promesa.
R.: Así es. No es que sea el punto de partida más original del mundo, pero a mi me interesaba y me daba juego para un montón de cosas que quería contar.
P. : También es una road-movie y una historia de piratas y de fantasmas con mono.
R.: «Cenizas» es un intento de hacer algo distinto a mis anteriores trabajos, pero al final la cabra tira para el monte y uno acaba metiendo aquello que le interesa o le divierte. Por eso acaba habiendo piratas y fantasmas. Y el mono siempre queda bien, los monos son divertidos. Al principio la idea es que fuese un gato, pero hay una escena del cómic que el gato no podía hacer y el mono sí.
P. : La historia es muy redonda, desde el comienzo manejas un montón de pequeñas historias que van formando un puzzle. Además añades libros, música, bares y conciertos que dan mucha textura al conjunto ¿Te ha supuesto mucho esfuerzo intentar dar coherencia a tantas referencias tan dispares?.
R.: Eso en concreto no fue mucho esfuerzo porque creo que nunca pretendí que todo eso tuviese coherencia. Esos elementos estaban ahí porque tenían que estar, y sí que me daban quebraderos de cabeza porque pensaba que esa mezcla absurda sólo me hacía gracia a mi y que el resto de gente no iba a conectar con lo que estaba haciendo. Pero al final parece ser que sí que está gustando, y que todo ha quedado bastante redondo. Estoy muy contento con eso.
P. : A lo largo de la historia se van intercalando fragmentos del libro «Breve historia de la cremación».
R.: Sí. La verdad es que fue una suerte porque encontré ese libro en el mercado de Sant Antoni en Barcelona por pura casualidad poco antes de irme a Angouleme a hacer el cómic. Estaba en alemán pero enseguida vi que me podía dar mucho juego porque el libro está lleno de historias maravillosas. Bueno, igual maravillosas no, porque son historias sobre quemar cadáveres, pero sí interesantes. El autor me dio permiso para adaptar algunos pasajes, y al final terminé disfrutando mucho con esas partes.
P. : La historia parece hablar de la juventud perdida, de cuanto queda de los sueños compartidos, de las mentiras que contamos para que nuestra vida sea como quisiéramos que los demás la vean.
R.: Sí, ese es como el tema central. Lo que se quedó atrás, lo que se mantuvo, y el intentar engañarte y/o engañar a los demás.
P. : Llama la atención la caracterización de los personajes. Por una parte los protagonistas:Polly, Moho y Piter, por otra los malos de película: Smirnov y Smirnov y esa gran presencia que es Héctor.
R.: Siempre había pensado que en mis anteriores cómics los personajes eran muy planos. Así que una de las cosas que quería trabajar precisamente en «Cenizas» era eso, que los personajes tuviesen su propia personalidad. Al principio me costó bastante, porque aunque ya llevo varios cómics con guión mío, me cuesta verme como guionista. Pero llegó un momento en el que sentí que los personajes empezaban a funcionar hasta el punto de que después de unas cuantas páginas hechas no tenía que darle muchas vueltas a eso porque tenía muy claro cómo hablaba y como se comportaba cada personaje. Los Smirvov son como el contrapunto un poco cómico, que me funcionaba bien, y Héctor aunque habla menos, también está bastante presente.
P. : También llama la atención lo bien trabajados que están los diálogos, manteniendo además una gran frescura.
R.: Tengo un problema con los diálogos en los cómics, y es que me parece que algunas veces suenan forzados y otras poco fluidos. No quiero decir que los míos estén mejor que el resto, ojo, pero en un tebeo dónde básicamente encontramos a varios personajes encerrados en un coche hablando, necesitaba que los diálogos fuesen muy naturales, lo que me obligaba a hacer muchas viñetas. Esa es una de las cosas por las que hay tantas viñetas en el libro. Yo no me creo cuando un personaje en una viñeta recita un texto de 12 líneas. A lo largo de esas 12 líneas de texto hay movimiento, no me creo que el personaje no se mueva ni se pare un momento para tomar aire, y quería que eso se viese en «Cenizas». Además el año pasado en Angouleme vivía sólo y no tenía tele por lo que me pasé todo el año viendo películas y series a las horas de comer y cenar (que no sé comer sólo sin mirar una pantalla) y creo que después intenté eso, que los diálogos fuesen más parecidos a los que pueda haber en una peli que en un cómic.
P. : Y destaca también el color, muy cuidado y capaz de darle al conjunto una atmósfera de golosina.
R.: Sí, jaja, de golosina. A veces envidio a gente que es capaz de utilizar unos colores súper potentes, incluso arriesgados, y les queda bien la cosa. Yo en cambio soy como muy precavido con eso y intento trabajar con colores que no molesten y que no chirríen pero que vayan en consonancia con lo que se está contando. Me gusta que el color quede bien, y es verdad que es una de las cosas que más llama la atención de la gente, pero también me gusta que esos mismos colores ayuden un poco a que la historia avance.
P. : En 2011 ganas la beca que convoca la Alhondiga de cómic, consistente en la estancia en La Maison des Auteurs en Angoulême (Francia) ¿Cuánto ha repercutido la beca en el resultado final?
R.: Pues la beca ha repercutido bastante. Siempre tiendo a pensar que las cosas que haces o has hecho dependen de muchos factores, así que aunque sin la beca es posible que hubiese acabada o haciendo igualmente «Cenizas», porque la historia ya estaba ahí antes, seguramente en vez de un año y medio me hubiese costado 3 o 4 años, y el resultado estoy seguro hubiese sido totalmente distinto. No tengo una manera precisa de trabajar ni de afrontar una historia así que en cada nuevo proyecto tengo que sentarme muchos días seguidos intentando definir como voy a hacerlo todo, es un poco como definir una hoja de estilo. Y las condiciones gracias a la beca fueron inmejorables, claro. Tenía un sueldo, tenía un taller estupendo, un montón de compañeros remajos con mucho talento y un año en el que no tenía que pensar en nada más que en sacar adelante «Cenizas» de la mejor manera posible. Así que la beca en efecto repercutió bastante.
P. : Recientemente acaban de comunicar el cese de la beca ¿cómo valoras está decisión?
R.: Pues la valoro como un gran error aunque sea una decisión personal de la nueva directora. La beca ha supuesto una ayuda increíble, ya no sólo por el lado económico (que también) sino por el hecho de haber podido estar en Angouleme todo el 2011 muy bien acompañado y en un ambiente de trabajo estupendo. Pero es que como yo, han sido varios los que se han beneficiado ya de la beca y si miras los cómics que han publicado, son trabajos estupendos que han tenido bastante repercusión tanto en España como fuera. Y además después de todos estos años la beca se había convertido en un gran referente, y no existe ninguna otra ayuda similar para dibujantes de cómics. Esperaremos a ver qué pasa, y si finalmente Alhóndiga Bilbao decide prescindir de la beca, espero que haya alguna otra institución que aproveche para coger el relevo y continuarla de alguna forma similar, ya que la beca era en colaboración con el CIBDI de Angouleme, y ellos no tienen interés alguno en que deje de hacerse sino todo lo contrario.
P. : Coincides con Alfonso Zapico en Angoulême. Para la presentación que realizas en Bilbao realiza una emotiva introducción sobre vuestra convivencia durante el proceso ¿Cómo recuerdas esos momentos?
R.: Los recuerdo con mucho cariño porque me lo pasé muy bien y el año se pasó volando. Alfonso Zapico ya lleva años viviendo en Angouleme así que se encarga de acoger a los nuevos españoles desvalidos que apenas hablan francés e invitarlos a su casa a comer lentejas. Luego se pasaba el día haciéndome caricaturas en actos extravagantes y colgándolas por mi taller que luego escandalizaban a las visitas. Pero es bastante majo y su trabajo es estupendo. Aunque ahora se ha dejado un corte de pelo muy raro que no le queda nada bien. Espero que se lo corte un poco para la entrega del Premio Nacional.
P. : Llevas muchos años vinculado al mundo del cómic ¿crees que «Cenizas» marca un antes y un después en tu trayectoria?
R.: Creo y espero que sí. No es que no esté contento con lo anterior, pero como te comentaba en este he podido trabajar más y mejor y creo que en el resultado se nota. La editorial se ha currado la edición y la promoción. Ha habido un montón de presentaciones y la recepción de la gente que lo ha leído está siendo estupenda, las reseñas lo ponen muy bien. Así que sí que me gustaría que este fuese el principio de algo más.
P. : ¿Algún proyecto en mente?
R.: Tengo algunos encargos de ilustración ahora entre manos, y luego en cosa de tebeos hay un proyecto secreto con un guionista secreto un poco por cambiar de aires y hacer algo totalmente distinto. Y luego hay ganas de ponerme con otra novela gráfica por mi cuenta, aunque no tengo aún nada muy cerrado. Para esto tengo un montón de ideas sueltas que un día me parecen buenas y otros días un montón de basura. A ver qué sale…
P. : ¿Cómo te ves dentro de 10 años?
R.: Seguramente más gordo y con menos pelo, pero bueno, mientras no haya nadie que me persiga para darme una paliza ya me va bien. Y si dentro de 10 años puedo seguir haciendo cómics pues perfecto. También me gustaría haber podido comprarme ya un castillo, pero lo veo difícil.