Estado de sitio

estado de sitio

A comienzo de los años setenta un oficial de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos es secuestrado en Uruguay por una guerrilla urbana. La película explora de una manera realista las consecuencias brutales de la lucha entre el gobierno uruguayo y las guerrillas izquierdistas de los Tupamaro.

Costa Gavras es uno de los directores más internacionales y carismáticos del panorama fílmico europeo. En 1983 obtuvo un Oscar por “Desaparecido”. Costa Gavras es el responsable del filme que nos ocupa, “Estado de Sitio”, una cinta que critica tanto la lucha armada de los tupamaros como los indecentes métodos del gobierno norteamericano en la represión en América Latina. Gavras vuelve a contar para protagonizar la película con Yves Montand, que coincidieron en “Z” y “El Manantial de las colinas”, entre otras. Una vez más, Gavras partió de un hecho real; el secuestro y asesinato del agente de la CIA Dan Anthony Mitrione el 10 de agosto de 1970. La figura de un periodista independiente y respetado (homenaje a Carlos Quijano) actúa como hilo conductor de la investigación. Una curiosidad, la cinta le costó a Gavras una nueva denuncia por anti-Americanismo.

FICHA TECNICA

Título:ESTADO DE SITIO (ÉTAT DE SIÉGE)
Duración:125 min. (1972 – Francia)
Director:Costa Gavras
Guión:Franco Solinas, Costa-Gavras
Música:Mikis Theodorakis
Fotografía:Pierre-William Glenn
Reparto:Yves Montand, Renato Salvatori, Jacques Weber, O.E. Hasse, Jean-Luc Bideau, Maurice Teynac, Evangeline Peterson, Jacques Perrin, Rafael Benavente
Producción:Coproducción Francia-Italia-Alemania; Reggane Films, Unidis, Dieter Geissler Filmproduktion

Premios:

1974:   Premios BAFTA: Nominada a Mejor música

1973:   Globos de oro: Nominada Mejor película extranjera

1973:   Círculo de Críticos de Nueva York: 3 nominaciones, incluyendo mejor película

ALGUNAS OPINIONES

  • Costa-Gavras[1] fue, junto con Pontecorvo, uno de los cineastas de la Europa Occidental empeñados en recordarle al mundo durante los años sesenta y setenta que el cine tenía no ya conciencia social, sino –lo que es mucho más comprometido, en todos los sentidos- también política. “Estado de sitio”, en torno a las acciones del movimiento Tupamaro en Uruguay, es un buen ejemplo de este “cine de denuncia”, en las antípodas del efectismo y la sensiblería tan habituales hoy en obras que se arrogan ese título: narración ágil con ribetes de película de suspense, desdramatización de la acción por medio de abruptas elipsis y un tono cercano al documental, y estilo seco pero contundente. Montand está tan creíble que acabamos perdonándole al director que todos en la película, uruguayos y estadounidenses, hablen sólo en francés. Impecable, eso sí. Très intéressant. – Daniel Andreas: FilmAffinity.

 «Ejemplo del cine de denuncia, de testimonio, de lucha por la libertad y contra las manipulaciones gubernamentales de los poderosos» – María Casanova: Cinemanía.

MIS IMPRESIONES

Esta versión francesa de État de Siége, ya le había visto en las salas de cine hace algunos años, y quise volver a verle, con más conocimientos históricos de los hechos, y desde mi actual perspectiva de los mismos. Lamentablemente el DVD comprado, tenia solo la posibilidad de visualizarse con la versión original en francés y subtítulos en español, con las deficiencias que hoy apreciamos en las técnicas cinematográficas de esa época, en especial en este caso, las de audio.  En varias oportunidades tuve que usar el rewind para ver algunas escenas por “otra vez”, pero no obstante estas dificultades, disfrute del film y los recuerdos de aquellos años de convulsión latinoamericana por la defensa de los derechos humanos.

Rubén Oliveira de Catalunya Press[2] en su crítica de la película dice: “Este funcionario ligado a la CIA tenía como actividad principal y secreta adiestrar en la tortura a los cuerpos de seguridad de los países “amigos” de los Estados Unidos”.

Mitrione[3] no tenía escrúpulos en dedicar un anfiteatro expresamente construido en los sótanos de su casa del barrio Malvín de Montevideo, con el fin de entrenar a la policía uruguaya en las formas más variadas de tales técnicas inhumanas. Sometiendo a victimas inocentes (indigentes, prostitutas, etc.) desnudas a todo tipo de técnicas de interrogatorios y vejámenes.

Tras el secuestro de Mitrione los Tupamaros condicionaron su libertad a la liberación de 150 guerrilleros que permanecían en prisión. El presidente Pacheco Areco, del Partido Colorado se niega y los guerrilleros dan muerte al funcionario de la CIA. Es bueno destacar que en esos años estaba en desarrollo la Operación Condor[4], ideada para el Cono Sur por Henry Kissinger durante la presidencia de Nixon, y comandada por el golpista chileno General Pinochet.

En el libro Pasaporte 11333. Uruguay. Ocho años con la CIA, del agente cubano Manuel Hevia Cosculluela[5], dice:

“El nuevo asesor –escribió– se reservaba como tarea principal el adiestramiento de ciertos oficiales y policías en la técnica de interrogatorios a detenidos políticos”. Por Cantrell (otro miembro de la CIA) “sabía que esa había sido su principal actividad en Brasil. (…) Habíamos obtenido una casa en Malvín, la cual reunía los requisitos mínimos: sótano adaptable a modo de pequeño anfiteatro, provisto de aislantes a prueba de sonidos, garaje con puerta interior a la residencia y vecinos distantes. A partir de ese momento, Mitrione comenzó a transformarse hasta convertirse en un perfeccionista que lo verificaría todo personalmente. (…) El curso especial se realizó por grupos de no más de una docena de alumnos. El primero se constituyó con antiguos agentes de reconocido crédito, adscritos a la Dirección de Información e Inteligencia. Para el segundo se seleccionaron oficiales graduados de la Academia de Policía de Washington y asimismo se reservaron cuatro plazas para las jefaturas de Cerro Largo, Maldonado, Rivera y Salto. (…) Las clases comenzaron insinuantes: anatomía y descripción del funcionamiento del sistema nervioso humano, psicología del prófugo y psicología del detenido, profilaxis social –nunca llegué a saber en qué consistía y la consideró un elegante eufemismo para evitar otra denominación más severa– etc. Pronto las cosas tomaron un giro desagradable. Como sujetos de las primeras pruebas se dispuso de tres pordioseros conocidos en el Uruguay como bichicomes, habitantes de los suburbios de Montevideo así como de una mujer, aparentemente de la zona fronteriza con Brasil. No hubo interrogatorio, sino una demostración de los efectos de diversos voltajes en las partes del cuerpo humano, así como el empleo de un vomitivo –no sé por qué ni para qué– y otra substancia química. Los cuatro murieron. (…)

Lo que ocurría en cada clase era de por sí repulsivo. Lo que le daba un aire de irrealidad, de particular horror era la fría y pausada eficiencia de Mitrione; su vocación docente, su atención a los detalles, lo exacto de sus movimientos, el aseo e higiene que exigía a todos, tal si estuvieran en una sala de cirugía de un moderno hospital. (…) Mitrione consideraba el interrogatorio un arte complejo. Primero debía ejecutarse el período de ablandamiento, con los golpes y vejámenes usuales. Nada de preguntas, sólo golpes e insultos. Después golpes en silencio exclusivamente. Sólo después de esto el interrogatorio. Aquí no debía producirse otro dolor que el causado por el instrumento que se utilizara. (…) Durante la sesión debía evitarse que el sujeto perdiera toda esperanza de vida, pues ello podría llevarlo al empecinamiento. Luego me expresaba como al recibirse un sujeto, lo primero que se hacía era determinar su estado físico, su grado de resistencia mediante un exhaustivo examen médico, porque una muerte prematura significaba el fracaso del técnico. «Siempre hay que dejarles una esperanza, una remota luz» –decía– (…) «Esta es una guerra a muerte. Esa gente es mi enemiga. Este es un trabajo duro, alguien tiene que hacerlo, es necesario. Ya que me tocó a mí, voy a hacerlo a la perfección. Si fuera boxeador, trataría de ser campeón del mundo, pero no lo soy. No obstante en esta profesión, mi profesión, soy el mejor”.

He querido, reproducir aquí este testimonio sobre Mitrione para subrayar sus crueles métodos y su “real trabajo de asesoría del AID”.

Esta película pasara a mi videoteca, para que ocupe el lugar de un testimonio cinematográfico de las atrocidades que se han vivido…

Jorge A. Capote Abreu

Santander, 27 de Julio de 2021

[1] Konstantino Gavras, nombre de origen de Costa-Gavras, fue investido doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid en 2016, por su actividad artística en favor de la libertad.

[2] https://www.catalunyapress.es/texto-diario/mostrar/431973/estado-sitio-costa-gavras

[3] Daniel Anthony Mitrione (Italia, 4 de agosto de 1920Montevideo, 10 de agosto de 1970), fue un agente de la CIA, que actuó como asesor de seguridad de los Estados Unidos en América Latina.

[4] La Operación Cóndor, fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada por Estados Unidos que incluía operaciones de inteligencia y asesinatos de opositores. Fue implementada oficial y formalmente por las cúpulas de los regímenes dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y en menor medida por: Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela. El gobierno de Estados Unidos proporcionó planificación, coordinación, formación sobre la tortura, apoyo técnico y suministró ayuda militar a las juntas militares durante las administraciones de Johnson, Nixon, Ford, Carter y Reagan. Este apoyo para violaciones de los derechos humanos se canalizó a través de la CIA.

[5]  De la Editorial Ciencias Sociales, La Habana (Cuba), 1983.