El Jesús de la historia

jesús de la historia

Desde hace algunos años dedico el tiempo de la Semana Santa a Ejercicios Espirituales en diferentes Conventos o Seminarios que por razón de la Pandemia COVID-19 no me es posible en este 2021, que la dediqué además de cumplir disciplinadamente con los ritos establecidos por la liturgia, en retomar por tercera vez, el ciclo que me adentra en conocer el JESUS DE LA HISTORIA, de la mano de tres libros, que forman parte de mi biblioteca como buenas fuentes para el enriquecimiento de mis conocimientos y ahondar en las sombras históricas de este hombre que ha marcado la vida de los últimos veinte siglos.

Muchas son las preguntas que vienen a nuestras mentes. ¿Quién fue Jesús de Nazaret? ¿Un humilde artesano galileo? ¿Un genio religioso autodidacta y brillante predicador? ¿Un sabio e ingenioso rabino o maestro de la Ley? ¿Un sanador y exorcista poderoso? ¿Un profeta apocalíptico? ¿El Mesías esperado durante tanto tiempo por el pueblo de Israel? ¿Por qué lo ejecutaron los romanos como a un bandido? ¿Cuál era su mensaje? Más de dos mil años después de su crucifixión, la vida y el magisterio de aquel judío carismático, Jesús, nos sigue intrigando y fascinando a muchos hombres y mujeres, creyentes o no creyentes.

De cada uno de los textos consultados he podido extraer enseñanzas e ideas que expongo resumidamente a continuación:

jesúsEL JESÚS DE LA HISTORIA de Joaquín Riera Ginestar.

Desde la “Motivación de la Obra” el autor nos recuerda que quienes nacimos en un entorno sociocultural cristiano la figura de Jesús de Nazaret ha estado presente en nuestras vidas, en mayor o menor grado, desde siempre. Sus enseñanzas no siempre nos fueron bien transmitidas, por limitaciones del que nos lo hacía, sino también por las propias contradicciones que se aprecian en la literatura sobre Jesús que dan fe no solo de las manipulaciones que ha sufrido su legado a lo largo de la historia, sino que también muestran la compleja personalidad del rabí de Nazaret y su dualidad humano-divina, dice el autor.

Los datos históricos de la investigación del Prof. Fernando Bermejo[1] para su libro “LA INVENCIÓN DE JESÚS DE NAZARET – Historia, ficción, historiografía” (Siglo XXI) tratan de deslindar el Jesús de Nazaret real (terrenal) del Jesús-Cristo mitológico o Cristo de la fe (celeste) nos afirman que Jesús nació durante el reinado del emperador Augusto (27 a.C – 14 d.C) y cito textualmente: “probablemente algunos años antes del comienzo de la era cristiana (años 7, 6 ó 5 a.C), hacia el fin de reinado del Herodes el Grande (muerto el 4 a.C). Creció en Nazaret una pequeña aldea agrícola al sur de Galilea en el seno de una familia numerosa. Fue un sujeto profundamente religioso y su religiosidad fue plenamente judía”.

Algunas precisiones más que desmontan versiones sobre el predicador galileo Jesús el Nazareno que si estuvo implicado en algún tipo de ideología y actividad sediciosas opuestas al Imperio romano, proporcionando con ello argumentos a favor de la visión de Jesús como una figura cuyo mensaje religioso tenía implicaciones políticas subversivas y de que no era, en última instancia, incompatible con la violencia.

Antonio Piñero[2], en su blog dice sobre el libro de Riera Ginestar: “creo que es un libro importante en el panorama de los estudios sobre el EvT en español, y su lectura es absolutamente recomendable como reflexión sobre los textos; sirve para que el lector elabore una respuesta propia, como señala el autor (p. 87), a problemas candentes de interpretación del pensamiento del Jesús histórico. Es, además, muy útil porque en él se encuentran traducidos y ordenados los textos básicos, más antiguos sobre el ideario de Jesús

Y hace los siguientes criterios respecto a la idea de Riera Ginestar de que Jesús –tras la muerte de Juan Bautista– cambió su idea de reino de Dios ya presente en la tierra y que se convirtió en un dirigente de un movimiento popular aparentemente apolítico y pacífico (aunque desde luego en el fondo subversivo y provocador).

Mientras Fernando Bermejo plantea no puede pensarse en un Jesús pacifista y apolítico, ni siquiera en apariencia. Riera Ginestar, da a entender que Jesús era de facto un subversivo y revolucionario… Aunque algunos expertos conciben su figura en términos estrictamente humanos – como un reformador religioso, un revolucionario social o un profeta apocalíptico – indagan en las corrientes políticas, económicas y sociales de la Galilea del siglo I en busca de las fuerzas en juego que pudieron dar lugar al hombre y su misión[3].

Sobre el concepto del Reino: los textos prueban en los Evangelios canónicos que el reino de Dios es una entidad absolutamente futura son abrumadores y súper claros después de la muerte del Bautista.

Jesús fue a Jerusalén según Bermejo, para celebrar la Pascua, para predicar o en espera de la instauración del Reino, pero no para morir.

Protagonizó un incidente en el Templo y fue arrestado y ejecutado por motivos políticos, Murió crucificado por los romanos junto a varios sediciosos en tiempos del emperador Tiberio (14-37 d. C), siendo Poncio Pilato prefecto de la provincia romana de Judea (26 – 36 d. C).

El complejo mundo de las investigaciones sobre Jesús y sus enseñanzas[4], desde la “fuente de los dichos sinópticos” (Q), las “fuentes especiales” de Mateo (M) y Lucas (L) y el primer estadio del evangelio copto de Tomás (EvT) tratan de mostrarnos el rastro del Jesús histórico desde Belén hasta Galilea, 105 kilómetros más al norte, la región montañosa del norte de Israel.

Lucas (Lc 11,20 y 17,20) es posiblemente, si no el inventor, sí al menos el que dio el impulso definitivo a la idea de que el reino de Dios está ya presente en la tierra, y que es interior, espiritual: se halla en el ámbito de los corazones de los seres humanos. Lucas hace decir a su Jesús con absoluta claridad: “Pero cuando oyereis guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que estas cosas ocurran primero; más el fin no será de inmediato”. Y es el único evangelio que hace decir también a Jesús “el Reino de Dios está entre vosotros/a vuestro alcance” (Lc 17,20).

El autor plantea que Jesús deseaba la expulsión de los romanos de Israel de modo que se llevara a cabo la plenitud del reino de Dios…. Y, aunque la expulsión fuera “encargada” a 12 legiones de ángeles según Mateo (Mt 26,53), ¿Iba a ser una expulsión pacífica y tranquila? Y el mesías era corresponsable de esa decisión; luego no pudo ser de ningún modo apolítico y pacifista.

El libro “El Jesús de la Historia” de Joaquín Riera es un libro importante en el panorama de los estudios sobre el Evangelio de Tomás en español, y su lectura es absolutamente recomendable como reflexión sobre los textos y nos permite adentrarnos a problemas candentes de la interpretación del pensamiento del Jesús histórico. En él se encuentran traducidos y ordenados los textos básicos, más antiguos sobre el ideario de Jesús.

Jesús de Nazaret, un inolvidable judío humilde que utiliza parábolas, aforismos y otras expresiones de sabiduría para hablar del reino de Dios y de su presencia entre nosotros, aquí y ahora. ¡Venid y escuchad! ¡El que tenga oídos para oír, que oiga!

JesúsEl JESÚS de la Historia. Vidas de un campesino judío” de Crossan.

John D. Crossan[5] reconstruye en este libro una versión de la historia de Jesús, utilizando los conocimientos que la investigación ha aportado en las últimas décadas. A pesar del tópico que sostiene que sabemos poco del Jesús histórico, Crossan demuestra que se trata de una de las figuras mejor documentadas de la Antigüedad. De este esfuerzo de erudición surge una nueva imagen del Jesús histórico: la de un campesino que compartió los problemas de su gente y creó un programa social revolucionario, que criticó los abusos del poder y la opresión de los campesinos, predicó el “reino de Dios” y se preocupó por los pobres y marginados.

Ni siquiera el propio Jesús vio siempre así las cosas. En un primer momento recibió el bautismo de Juan y aceptó el mensaje de éste, que hacia de Dios un juez apocalíptico cuyo advenimiento era inminente. Herodes Antipas actuó con rapidez y ejecutó a Juan; no se produjo la consumación apocalíptica y Jesús, tras encontrar la voz propia, empezó a hablar de Dios no ya como de un apocalipsis por venir, sino como una curación actual.  Es decir, sencilla de entender, pero dificilísima de llevar a la práctica.

“Siempre ha sido, es y será accesible a todo aquel que lo desee. Vestíos, igual que yo, como mendigos, pero no mendiguéis. Haced milagros y pedid hospitalidad. Aquellos a quienes curéis habrán de albergaros en sus casas”. Tanto esta visión extática como este programa social tenían por objeto volver a levantar desde los cimientos el edificio de una determinada sociedad, pero, eso sí, desde los principios del igualitarismo religioso y económico, a través de curaciones gratuitas realizadas directamente en los hogares de los campesinos y aceptando de buen grado lo que éstos pudieran dar a cambio. […] No hacía un llamamiento a la revolución política; antes bien postulaba una revolución social que afectaba peligrosamente a los propios cimientos de la mente humana. La distinción entre judíos y gentiles, entre varón y mujer, libres y esclavos, ricos y pobres quedaba totalmente abolida, no tenía la menor importancia. […] Sus palabras y sus obras resultaban tan inadmisibles en el Siglo I como pudieran serlo en el actual, independientemente de cual fuera el marco geográfico en el que se desarrollara su vida. Jesús, al enfrentarse – probablemente por primera y única vez en su vida – con la riqueza y la magnificencia del Templo, destruyó simbólicamente la función de intermediario – por lo demás perfectamente legítima – que éste tenía, en nombre del reino de Dios, en el que no cabían intermediarios. En caso de producirse en el ambiente caldeado de la Pascua, fiesta que conmemoraba la liberación del pueblo judío de la primitiva opresión imperial, un gesto semejante habría bastado para justificar la crucifixión por un acuerdo entre los poderes políticos y religiosos. Y hoy día resulta imposible imaginar con facilidad, el anonimato y la indiferencia con que podía acabarse con un don nadie, con un campesino como Jesús”

Lo más aproximado para explicar la muerte de Jesús, dice Crossan en el libro, es que el galileo, siguiendo su programa de predicar y actuar, se hubiese enfrentado físicamente a los sacerdotes del Templo en Jerusalén, a quienes consideraba fuente de la marginación y exclusión que se proponía combatir. Este enfrentamiento debió haber generado cierto alboroto, y dado el congestionamiento debido a la concurrencia de peregrinos en la Pascua, debió haber preocupado a las autoridades romanas, quienes quizás vieron en él a un peligroso rebelde.

Los argumentos del autor me provocaron durante la lectura una serie de reacciones lógicas para quienes de una parte fuimos formados en convicciones canónicas clásicas, y de otra los conocimientos que en lecturas ya de “mayores” y meditaciones de la vida de Jesús que hemos realizado, mirándole con mayor profundidad y conciencia de sus actos de Fe y vida.

En general, Crossan demuestra, basado en una gran documentación extra canónica, para confirmar o desechar la verosimilitud de algunos acontecimientos en la vida de Jesús, pero a mi modesto entender en ocasiones me resulta demasiado radical. Coincido con él que los milagros pueden ser alegorías de curaciones sociales cuyo objetivo es impactar y chocar contra las convenciones de la sociedad judía del Siglo I. También acepto la inverosimilitud de las narrativas de la infancia, y no tengo mayor dificultad en pensar que Jesús pudo iniciarse siendo un discípulo de Juan el bautista.

En el prólogo del libro anuncian que el capítulo XIII “Magia y Banquete” es probablemente el fundamental. En dicho capitulo, el análisis de las curaciones efectuadas por Jesús presupone la integración de múltiples obras de diverso género: unas de antropología – que irían de los estudios de Ioan Lewis[6] (1971) en torno a las religiones extáticas, a los de Allan Young (1982) en torno a la antropología del mal y la enfermedad, o los de John Hull[7] (1974) en torno a la magia durante la época helenística y la tradición sinóptica o los de David Aune[8] (1980) sobre la magia en el cristianismo primitivo.

En cualquiera de los campos de los estudios del Jesús histórico hay la impresión de una enorme subjetividad de las investigaciones, al menos esa es mi apreciación, o incluso discordancia entre ellos. Hay problemas como que existen dos versiones del Padrenuestro.  Que ha llevado a seguir la versión de Mateo y hacer caso omiso de la de Lucas. O bien se plantea el problema de que existen dos versiones de la historia del nacimiento de Jesús, llegando a una solución de compromiso: juntar a los pastores y a los magos en el establo. Igualmente durante siglos se han comparado los cuatro evangelios tratando de encontrar una solución de compromiso entre resultados y conclusiones. Existen evangelios no solo dentro del Nuevo Testamento, sino también fuera de él. Por otro lado, dice el autor, los cuatro evangelios canónicos, no representan una colección completa ni tampoco un conjunto casual de todos los existentes, sino que son fruto de una selección deliberada, a través de un proceso largo.

Que fue lo que realmente dijo e hizo Jesús.  El objeto es tratar de descubrirlo con fidelidad, honradez científica y validez metodológica. Nada fácil. Y subrayo lo que sentencia el autor: “Jesús dejó tras de si pensadores, no hombres que se aprendieran las cosas de memoria; discípulos, no meros recitadores; personas y no simples papagayos”.

Como dice el teólogo español Juan-José Tamayo[9], sobre el libro: “A esta imagen de Jesús llega Crossan tras un documentadísimo estudio histórico y exegético de las fuentes más antiguas que ofrecen datos fiables sobre el Jesús histórico. Puede uno compartir o no algunos de los resultados de su investigación, pero la metodología empleada me parece de un rigor difícilmente cuestionable”.

jesúsJESÚS – La arqueología en busca del personaje histórico – Kristin Romey[10]

En “Busca de Jesús de Nazaret” la autora realiza un documentado e ilustrado reportaje para la revista de National Geographic España de diciembre de 2017[11] en un número monográfico de gran difusión. En el que enfoca su trabajo sobre “el que para los cristianos es el Hijo de Dios, para los escépticos, una leyenda y para el arte, una imagen representada a lo largo de siglos. Los investigadores continúan estudiando la verdadera identidad y los arqueólogos buscan en Tierra Santa evidencias de su existencia”. Los sitios arqueológicos visitados por Romey para el reportaje, según su propia expresión estaban mas que vivos y ejemplifica con uno: “Me encontraba en las ruinas de una sinagoga del Siglo I, en la orilla meridional del mar de Galilea, comentando su excavación con uno de los arqueólogos que la descubrió en 2009. Era una mujer. Ella me explicaba la secuencia de construcción, los métodos de datación, su contextualización respecto de la ciudad en general. De pronto me dijo llena de orgullo: – Mis hijos y yo celebramos aquí el Bar Mitzvá[12] -”.

En Jerusalén, narra el Evangelio según san Juan, Jesucristo sanó a un paralítico en una piscina ritual rodeada de cinco pórticos, la llamada piscina de Bethesda. Muchos expertos dudaban de su existencia hasta que una excavación arqueológica descubrió claros vestigios de la misma bajo las ruinas de estas iglesias seculares.

En el reportaje la autora nos muestra “Las columnas de una sinagoga de Cafarnaúm, datada de entre los siglos II y V y hoy parcialmente restaurada, se alzan sobre una estructura anterior que probablemente fue visitada por Jesús, según algunos expertos. En las cercanías, los arqueólogos descubrieron una vivienda que fue venerada por los primeros cristianos, quizá la casa del apóstol Pedro”.

Los arqueólogos Eric y Carol Meyers de la Universidad Duke recuerdan las décadas de disputas a cuento de la influencia de una ciudad en pleno proceso de helenización sobre un joven campesino judío. Muchos estudiosos ven razonable imaginar a Jesús, un joven artesano de la zona, trabajando en estas instalaciones.

JesúsPara cualquier interesado en el Jesús de la historia, nos invaden miles de artículos y documentos e imágenes que nos lo representan. Durante siglos, nos lo han representado distintas culturas de diferentes maneras, es esta una forma también de definirle. Unos pocos ejemplos como testimonio de esta afirmación, tomando como base el artículo “Las mil caras de Jesus”.

Jesús, nos lo dibujan, generalmente con barba, pelo largo, con una corona de espinas y crucificado. Sin embargo no siempre se ha retratado a Jesucristo de esta manera muchas veces la imaginación del que lo representa carece de toda similitud y coherencia histórica. De esa forma lo hemos visto con cara de asiático, con sombrero, con el pelo largo y rizado, con barba, crucificado, meditabundo, con rasgos femeninos, mulato, etc., etc.

Los que contamos con el don de la FE, somos capaces de superar todos estas tergiversaciones, históricas o iconográficas, frente a las que para nosotros siempre se cumple:

“Con ÉL, la vida cambiará”

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Jorge A. Capote Abreu

Santander, 5 de abril de 2021

[1] Fernando Bermejo Rubio, doctor en Filosofía y máster en Historia de las religiones, es un reconocido experto a nivel internacional en el judaísmo de época herodiana –con especial atención a la historiografía sobre Jesús de Nazaret–, el cristianismo antiguo y el maniqueísmo. Ha sido profesor en el Departamento de Filosofía de la Universitat Autónoma de Barcelona y docente de cristianismo antiguo en el máster de Historia de las Religiones (Universitat de Barcelona) y en el de Religiones y Sociedades (Universidad Pablo de Olavide). En la actualidad, ejerce como profesor del Departamento de Historia Antigua de la UNED (Madrid).

[2] Antonio Piñero Sáenz (Chipiona, Cádiz, 1941) es catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo. Es autor y escritor de numerosas obras en el ámbito del cristianismo y judaísmo

[3] Tomado del artículo de Kristin Romey “En busca de Jesus de Nazaret” en National Geographic Vol. 41, Núm. 6 – diciembre 2017.

[4] Los evangelios de Mateo (Mt), Marcos (Mc) y Lucas (Lc) son conocidos como los “evangelios sinópticos”, porque incluyen muchas de las mismas historias, a menudo en una secuencia similar y empleando un vocabulario afín, de tal manera que, comparados entre sí, forman como una sinopsis o sumario convergente de la vida de Jesus. El evangelio de Juan (Jn) añade pasajes, y sigue un orden distinto y utiliza un vocabulario particular.

[5] John Dominic Crossan (Nenagh, Condado de Tipperary, Irlanda, 17 de febrero de 1934) es un estudioso bíblico estadounidense de origen irlandés, conocido por cofundar el «Jesus Seminar». Exsacerdote católico, Crossan ha escrito numerosos estudios tanto académicos como de divulgación. Colaboró en el famoso Comentario Bíblico San Jerónimo y se especializó en la investigación histórico-crítica del Cristianismo primitivo, con un enfoque especial en sus orígenes y en la persona de Jesús de Nazaret, a quien definió como “un campesino judío del ámbito mediterráneo”

[6] Ioan Myrddin Lewis Miembro de la Academia Británica (30 de enero de 1930 – 14 de marzo de 2014), conocido popularmente como IM Lewis, fue profesor emérito de antropología en la London School of Economics .

[7] John Martin Hull fue profesor emérito de educación religiosa en la Universidad de Birmingham. Fue autor de varios libros y muchos artículos en los campos de la educación religiosa, teología práctica y discapacidad

[8] David Edward Aune es un erudito estadounidense del Nuevo Testamento. Es el profesor emérito Walter de Nuevo Testamento y Orígenes Cristianos en la Universidad de Notre Dame.

[9] Juan José Tamayo Acosta (Amusco, Palencia, 7 de octubre de 1946), es un teólogo español vinculado a la Teología de la Liberación, sobre la que ha trabajado abundantemente. Es secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII.

[10] Kristin Romey es una editora y escritora que cubre arqueología y cultura para National Geographic. Es la exeditora ejecutiva de la revista Archaeology y miembro del Explorers Club. Romey tiene un A.B. en griego del Vassar College y un M.A. del programa de arqueología náutica de Texas A&M. Antes de unirse al editorial de National Geographic

[11] National Geographic España (RBA) Revista Oficial de National Geographic Society Vol. 41 – Núm. 6 ISSN – 1138-1434

[12] En el judaísmo se considera que un individuo del sexo masculino deja de ser un niño y se convierte en un hombre cuando cumple los 13 años. Para celebrar el paso de la infancia a la adolescencia los judíos llevan a término una festividad, la Bar Mitzva o Bar Mitzvah