Cómics de los 80. Entrevista a Manu González #comic

La historia de los cómics está jalonada por décadas prodigiosas que han hecho soñar a generaciones de lectores. Es una agradable sorpresa encontrar un libro que se ocupa de conocer de cerca una de esas míticas etapas del mundo de la viñeta. Y es una delicia disfrutar de un libro como éste en el que el fondo y la forma coinciden en querer mostrar su mejor cara al aventado lector. Hablamos con el artífice de este precioso glosario de obras relevantes de una época cuyos ecos aún resuenan con fuerza en nuestras librerías.

¿Qué es “Cómics de los 80”?

Es un libro en el que expongo que la década de los ochenta fueron unos años claves en el desarrollo del arte secuencial a nivel global, popular y experimental en diversos países con tradición comiquera como Estados Unidos, Inglaterra, España, Francia, Italia y Japón. Para ello recopilo más de cien obras que se publicaron en esa década exponiendo su importancia e influencia.

¿Cómo nace la obra?

“Cómics de los 80” nace de una idea de libro que tenía en mente sobre la “British Invasion” en los cómics de superhéroes norteamericanos. El editor me dijo que era una idea muy específica para un libro y que lo desarrollara a algo más global. Así nació el libro. También es cierto que se ha publicado en la colección Look, libros en color y tapa dura sobre la cultura popular que engloba vídeo-juegos, cine y literatura fantástica. Faltaba un libro sobre cómics.

En la introducción haces una pequeña historia del cómic reciente en el que te cuestionas si la década de los 80 fue la mejor para el noveno arte.

A nivel de cada país existen varias décadas y fechas claves que son tan o más importante que los 80. Hago una lista de alguno de ellos para enfatizar que entre 1980 y 1989 se dieron muchas obras maestras en varias culturas comiqueras como el cómic, la bande dessinee, el manga, el fumetti o el tebeo.

¿Qué criterios has seleccionado para elegir las obras?

He seguido cuatro criterios: clásicos incontestables, cómics de los que no se ha comprendido su importancia e influencia hasta pasado varios años después, tebeos que han inspirado a muchos de los grandes autores del presente, y, por supuesto, filias personales que no podía dejar fuera.

Intentas equilibrar obras pertenecientes a los principales mercados del cómic.

Sí. Pero es evidente que no podía escapar de la gran atracción del mercado norteamericano, que tuvo en la década de los 80 tres revoluciones: una etapa revolucionaria en el cómic de superhéroes, muchas obras grandes de la ciencia-ficción influidos por los artistas europeos y el gran descubrimiento del cómic independiente. Siempre intenté que América no llegase a ocupar el 50% del libro para dedicar espacio a obras importantes italianas, francesas, españolas y, sobre todo, japonesas.

En el mercado autóctono obras como “Anarcoma” o “Taxista” muestran la efervescencia que el cómic conoció en nuestro país en esta época.

¡Claro! Sería imposible hacer un libro de los ochenta sin sacar obras españolas de aquella década con historias increíbles e influyentes publicadas en revistas como Comix Internacional, El Víbora, 1984, Makoki, Cimoc o Cairo. Gran parte de nuestra formación como lectores de cómics nacieron en esas revistas. Pasamos de Bruguera a la línea chunga o la vanguardista línea clara valenciana en apenas unos años de nuestra adolescencia.

El mercado americano muestra tanto la aparición de obras adultas del cómic de superhéroes como la aparición de editoriales independientes.

Hubo influencias de todo tipo. Las grandes editoriales como Marvel y DC comenzaron a centrarse más en el mercado de librerías especializadas y con eso pudieron ofrecer unos tebeos con mejor papel, con un mayor cuidado del color y más páginas. También desarrollaron una línea de novelas gráficas donde el color era mucho más profesional e importante que el de las cuatricomías de los cómics de dólar al estilo del cómic europeo. Y muchas editoriales independientes nacieron y murieron en aquella década ofreciendo un producto diferente al que Marvel y DC tenían: historias de ciencia-ficción o costumbristas de autor. Años antes de Image muchos guionistas y artistas que habían crecido en las majors probaron suerte como autores completos en diversas editoriales independientes donde eran los propietarios de todos los royalties de sus creaciones, tenían más libertad y menos censura.

Haces especial hincapié en la iniciativa Epic, un intento de Marvel de acercarse a una voz más autoral, influida por estas editoriales y autores independientes.

Epic y Marvel Graphic Novels fueron los dos experimentos de Marvel para ofrecer un contenido de mayor calidad influidos por los independientes y, sobre todo, por la gran importancia de “Mètal Hurlant” en el cómic de los 80. Algunos de sus mejores guionistas y artistas participaron en algunas de las dos iniciativas. Epic, por ejemplo, nació con una revista llamada “Epic Illustrated”, que no estaba sometida al Comic Code y que se vendía directamente en librería especializadas. Además, Epic publicó en Estados Unidos la primera versión en color de “Akira” de Katsuhiro Otomo, importantísima puerta de entrada del manga en Occidente junto a “Dragon Ball” de Akira Toriyama.

En “Cómics sensacionales”, Santiago García hace una selección de libros con la implicación emocional que han tenido para él. En tu caso intentas ser objetivo aunque en ocasiones es más fuerte la vinculación con la obra y vemos el diario de un lector.

Con este libro he intentado ser más didáctico que crítico. El objetivo final es recopilar unas cuantas obras que considero muy importantes para todo tipo de público: coleccionistas de cómics o lectores esporádicos. Desde que se publicó he visto como gente experta me decía que le había descubierto un par de títulos que no conocían; otros me han dicho que han releído algunos de los cómics que salen y se han dado cuenta de que son muy buenos; y gente que solo había leído cómics de niños me ha comentado que les ha traído muchos recuerdos de su adolescencia.

A pesar de ello intentas evitar la revisión nostálgica de las obras.

Claro, he intentado huir de la nostalgia ochentera tan de moda hoy en día, pero en algunos momentos me ha resultado un poco difícil. Ten en cuenta que yo comencé los ochenta con 6 años y la acabé con 16. Gran parte de mi educación literaria y sentimental está contenida en esa década. Pero al tratarse de cómics diversos, algunos los leí en aquella época y otros los he ido leyendo en los siguientes 28 años, he podido poner más distancia crítica. El caso más paradigmático es como una obra tan esencialmente ochentera en el manga como “JoJo’s Bizarre Adventure” no ha comenzado a publicarse en España hasta mediados de 2017 y comenzamos a leerlo hace cuatro días, como quien dice.

Lejos de convertirse en una análisis crítico de las obras incluyes anécdotas y datos sobre el proceso de creación de las mismas que pueden interesar tanto a un público casual como ofrecer nuevos datos a los lectores ya habituales.

El problema principal es que no puedo ser muy crítico con ellas. Son una elección de las que considero mejores. Incluso series que no me fascinaban demasiado y he incluido por su importancia e influencia en el medio me han parecido sublimes. Pero como ya he comentado antes, el objetivo principal era ser didáctico y, sobre todo, situar muy bien al lector en el contexto de esa obra. Por eso es importante abordar primero la historia de sus autores en muchos de los capítulos.

¿Cómo ha sido el proceso de elaboración del libro?

Siempre tuve muy claro que al tratarse de una colección muy visual, en color, cada cómic tenía que ocupar dos páginas, para que el lector tuviera todo la información a la vista. Fui muy exigente con eso, y el editor y la diseñadora Eva Alonso lo entendieron perfectamente. Hay que destacar el gran diseño de Alonso, que es la principal culpable de que el libro sea una maravilla visual. Con eso claro, y teniendo en cuenta las obras que iban a salir, me puse una estricta agenda de lecturas nocturnas, búsqueda de información por las mañanas y escritura de dos capítulos cada tarde y vuelta a empezar. Mientras estaba tres semanas de vacaciones por montañas de Cataluña en agosto iba en busca de wifi por las mañanas para recopilar toda la información para luego escribir por la tarde. Tengo que decir que gran parte del libro se ha escrito al aire libre, en alta montaña y rodeado de paisajes espectaculares. Hay fotos de ello.

¿Tenías un número definido de obras que debían estar incluidas?

En un principio iban a ser cien, pero pronto me di cuenta que tenían que entrar más (al final son 106).

¿Has releído las obras? ¿Cómo se leen desde la perspectiva actual?

Claro, me he tenido que releer todas, menos las de Frank Miller y Alan Moore que me sé de memoria. Algunas que pensaba que no me iban a gustar con 45 años me han parecido muy frescas y divertidas, sobre todo mucho shonen japonés. Obras que descubrí en anime a principio de los noventa como “Touch/Bateadores” me han parecido muy líricas y adultas tratándose de un manga sobre béisbol. Otras siguen siendo tan enigmáticas como cuando las leí de joven, como Enki Bilal o “Las Ciudades Oscuras”. La muerte de Jean Grey me sigue pareciendo tan desgarradora ahora como cuando la leí en los ochenta. Quizá no ha envejecido tan bien de guion obras de ciencia-ficción muy marcadas en la época como “Dreadstar” o “El Incal”, pero siguen siendo dos obras maestras incontestables.

¿Has tenido que descartar obras?

Algunas se cayeron por el camino; más de diez si soy sincero. Muchas horas de trabajo se fueron al garete cuando tuve que deshacerme de algunas obras que pensaba que podrían salir y al final fueron sacrificadas. Una de ellas me dio especial pena pero no me decía nada tras varias relecturas.

Sorprende la edición tan cuidada del libro, especialmente por parte de una editorial que no acostumbra a acercarse al mundo del cómic.

En la colección Look ya había publicado dos libros sobre universos fantásticos como la guía de ciudades que no existen “Ciudades fantásticas y dónde encontrarlas” y el bestiario “Criaturas fantásticas”. Los dos habían sido maquetados por Eva Alonso y sabía que un libro sobre cómic quedaría muy bien con ese formato grande, a todo color y tapa dura. Anteriormente había publicado un libro de cómics en su colección La ciencia de los superhéroes llamado “Dioses, héroes y superhéroes” en el que trataba la intrínseca relación entre religión y el mundo de los superhéroes americanos.

¿Tendrá continuidad el libro?

Pues no lo sé, la verdad. ¿Quizá “Cómics de los 90” protagonizado por los chicos de Image o un “Cómics de los 70” lleno de contracultura, shojo manga, sagas cósmicas Marvel y punk? No sé. En cinco años he publicado una guía de música electrónica, un ensayo sobre religión y superhéroes, una guía de ciudades imaginarias, un bestiario de bichos que no existen y un resumen de una década de cómics. Siempre me apetece hacer cosas diferentes, la verdad.

¿Proyectos?

Se está madurando algo nuevo con la editorial, pero actualmente está todo muy verde.

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